YAHAIRA
Estaba en mi trabajo un día normal cuando vimos llegar varias camionetas, de esta se bajaron varios hombres extraños, nos pidieron una zona privada y amablemente los atendimos, de esta camioneta bajaron tres sujetos con lentes de sol, dos con barba y uno sin barba este último me pareció muy sexy, pero los otros dos estaban de impacto súper guapos, entraron a la zona privada y Camila se acerca a mi.
-Ve a atenderlos tu, me siento un poco mal y creo que me retiraré, tal vez te dejen buena propina—asentí, fui por las cartas y me metí a la zona.
-Buenas tardes mi nombre es Yahaira y seré quien los atienda el día de hoy—los dos de barba asintieron y uno de ellos me quedó viendo fijamente.
-Gracias señorita, le pediría discreción y quisiera pedirle un favor, hablé con su gerente para ver si podemos salir en la puerta de emergencia—él era de res morena, barbón y algo serio.
-Si está bien, en un momento vuelvo para tomar su orden—salí y fui a hablar con mi gerente, él amablemente aceptó, pero me acerqué a Camila. No que ya te habías ido tú?
-Si ya me iré, pero que tú no debes de estar tomando la orden de los muchachos guapos?
-Si a eso voy, pero ellos me pidieron un favor y ya ves fui a hablar con el jefe para ver qué se podía hacer—ella negó con la cabeza y yo me fui de nuevo a la zona privada, cuando entre ellos se quedaron callados.
-Pero que hayan morras chidas—dijo el moreno y me quería reír pero me controle.
-Puedo tomar su orden—dije para tomar la orden de aquellos tres jovenes.
-La orden es que me dé su número de teléfono—dijo uno de ellos, haciendo sonrojarme.
-No venimos a eso--dijo el otro joven de tes blanca y hermosos ojos, para este entonces ellos se habían quitado los lentes de sol y este se me hacía muy guapo.
-No importa—dijo el joven pelinegro con mirada penetrante, me sentí incómoda.
Ellos empezaron a ordenar, cabe mencionar que eran unos tragones de lo peor, pidieron muchos platillos, salí de ahí para ir con el chef, pedí todo, dejé las bebidas , después de un rato que había dejado los platillos y ellos comieran regrese.
-¿Qué tal les está pareciendo la comida y el servicio?—los tres voltearon al verme, eran verdaderamente guapos.
-Me parece exquisito, el servicio muy bueno-Sonriente dijo el güero de ojos hermosos. ¿Cuál es su nombre se me olvidó?
-Yahaira, qué bueno que les esté gustando—sonreí, pero noté que estos tres me miraban raro.
-Okey Yahaira nos traes la cuenta por favor, ya para cancelar y marcharnos.
-Enseguida regresó—fui por la cuenta y regrese de inmediato. Aquí tienen señores.
-Señoritos por favor porque ni uno está casado—dijo el de tés morena y los cuatros nos reímos al parecer habíamos agarrado confianza. ¿Está listo nuestro lugar de escape?
-Así es, ya tengo la autorización de mi jefe—el güero se levantó y dijo.
-Ya no le digas jefe, a lo mejor pronto te vuelves dueña de este restaurante—me miró coqueto, dejando el dinero de la cuenta y aparte una gran cantidad en propinas— esto es solo para ti, guárdalo bien— los tres me sonrieron y salieron de ahí.
IVÁN GUZMÁN
Nos subimos a la camioneta rápidamente, mi hermano Alfredo es el que manejaba, yo iba de copiloto y Ovidio iba en la parte de atrás.
-Con una buena operación queda bien chula la muchacha que nos atendió.
-OVIDIO— dijimos Alfredo y yo al mismo tiempo.
-Siempre metes el físico en todo carnal, la belleza se con el tiempo—Dijo Alfredo.
-Eiii, tiene razón el panzanocha y te lo dice por experiencia más que nada—Ovidio y yo nos empezamos a reír. Pero si esta hermosa como para que le haga yo unos dos hijos.
-Yo la vi primero—dijo Ovidio. Tú la estabas ignorando y te diste cuenta que estaba ella ahí hasta que le pedí su número.
-Ey no, ya la había visto anteriormente ¿verdad Alfredo? De este restaurante no salimos y siempre la he visto, pero bueno—me sentí mal porque varias veces la he visto y me llama la atención pero pelear con Ovidio es como si peleara con una pared.
-Que tensa la situación—Dijo Alfredo y preferí quedarme callado.
YAHAIRA
El día pasó súper rápido, llegué a mi casa y ahí estaba Camila viendo una serie en Netflix y me senté a lado de ella.
-¿Qué miras Camila?
-Estoy viendo la serie del chapo, está muy buena.
-Que bueno, oye los muchachos que fueron hoy al restaurante me dejaron buena propina.
-Lo sé, ellos siempre llegan ahí y yo los he atendido un par de veces, siempre me dejan casi lo que gano en el mes— nos reímos las dos.
-Están muy guapos, creo que les caí bien porque hasta nos reímos.
-Ay mi niña si tú supieras— me miro y quedé confundida.
-¿Qué debo saber Camila?
-Mmmm pues investiga por tu propia cuenta, porque mi pecho es bodega y guarda muchas cosas.
Me quedé pensando, pero me dio igual fui a darme un baño, cené algo y después me fui a dormir.
OVIDIO GUZMÁN
-Vamos los tres, no perdemos nada siempre hacemos eso.
-Discúlpame Ovidio pero yo ya soy un hombre que tiene 40 años, ya no es lo mismo mijo.
-Yo también casi cuarentón, ¿Verdad señor botox?—los tres nos reímos.
-Ándenle jálense con las cariñosas, solo será un rato y después nos regresamos como niños buenos—dije insistente.
-Que no Ovidio, entiende tenemos trabajo y no estamos en tiempos de estar en la calle.
-Gente amargada deben de disfrutar la vida.
-Recuerda que tú estás casado Ovidio, te la das de soltero claro, pero estás casado lo que deberías de hacer es irte para tu casa, ver a tus hijos y esposa—dijo Iván algo casado de mi, se levantó molesto y se fue.
Gracias...