Capitulo 3

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Estaba en la oficina de mi casa llenando unos papeles. Hoy pude trabajar en casa por lo que terminé bastante rápido. Miré la hora y faltaban 20 para las 5. A está hora Anna debería estar saliendo de clases.

Rápidamente recuerdos de aquella noche en su casa inundaron mi cabeza.

Aún sigo sin creer que eso sucedió, estaba tan cerca de su rostro angelical. Cada que pienso en ello se me eriza la piel.

¿Cómo se sentirán sus labios? ¿Hubiera aceptado?

Ahora que lo pienso, ¿ella habrá sentido lo mismo? Puede que sea yo el que está malinterpretando y en realidad estaba confundida y no quiso decírmelo.

¿Pensará mal de mí?

La verdad estaba aterrorizado por la idea de que Anna tenga una mala imagen de mí y que nuestra amistad se deteriore por aquél encuentro.

No quería que se alejará de mí.

En eso, una vibración me saca de mis pensamientos. Observo mi teléfono y era un masaje de mi amiga.

Marie

¡Hola Cillian!
¿No te molesto?

¡Hola!
No para nada, ¿Qué necesitas?

Quería saber si podías ir a buscar a Anna
Estoy todavía en el trabajo y ella me dice que no hay transportes hasta pasado mañana 😩

¡Claro! No pasa nada.
Iré a buscarla.


¡Gracias! Eres un amor 😍

Claro que acepté, ni lo dudé por un segundo. Podré estar a solas con mi Annita. Rápidamente me preparé para irla a buscar, tuve que ponerme un suéter porque empezaba hacer frío. Una vez en el carro, lo puse en marcha dirección su escuela. No quedaba lejos, eran como unos 10 minutos, de hecho era más cerca de mi casa que la suya.

Mientras la esperaba afuera de la escuela en el carro, mí corazón latía con fuerza tan solo pensar que la iba a ver. Habían varios estudiantes que ya estaban saliendo pero no había rastro de mi niña. Bajé de el auto para buscarla mejor con la mirada. Me apoye sobre el portón de este con las manos cruzadas mientras esperaba. Pasarón unos minutos hasta que mis ojos se iluminaron al verla con aquel uniforme y buscándome por todos lados. Sonreí a labios sellados y alcé mi mano para llamar su atención, ahí me vió. Dudó unos segundos en venir pero lo hizo.

— Hola, señor Murphy.-dijo una vez en frente mío con una sonrisa débil.

— Hola Anna.-salude tratando que me mirase pero fue imposible. Era como si ella pusiera un muro entre nosotros.- Sube.

Conduje en silencio mientras ella miraba distraída por la ventana. Estaba inmerso en mis pensamientos, y me imagino que Anna también. No pude evitar robar miradas furtivas hacia ella y note la tristeza en aquellos orbes avellana.

Quería que me hablase, que se sincere conmigo, que me diga todo lo que le pase por la cabeza, hasta lo más insignificante.

Quería escucharla.

Y tal vez suene egoísta, pero quería formar parte de sus momentos de vulnerabilidad. Que sea yo la persona que conoce sus más oscuros secretos.

Pero verla distante y probablemente teniendo un duelo con ella misma, me sentía impotente.

Finalmente, llegamos a la casa Moreau.

Estacione el carro y apagué el motor. Después de un breve momento de incertidumbre, decidí romper el silencio.

— ¿Sucedió algo en la escuela? -pregunté con voz suave y siendo cuidadoso con mis palabras- Has estado callada hoy, y pareces triste.

Ella me miró sorprendida, como si no esperara que yo notase su estado de ánimo. Tragó saliva antes de responder, también con cuidado respondió:

— Es solo... algunas cosas de la escuela, problemas personales. Nada de qué preocuparse, señor Murphy.

Asentí.

Entendí que no estaba lista para abrirse completamente, pero aquello me bastó.

— Entiendo lo que quieres decir. Aveces todo puede ser demasiado.-me atreví a acariciar la parte superior de su cabeza de manera amigable, lentamente baje mi mano hasta su mejilla la cual acune en mi palma y di pequeñas caricias con mi pulgar. Era tan suave y cálido. Mi mirada bajo a sus labios, me encantaba que su labio inferior fuera ligeramente más grueso que el otro. Ella suelta un suspiro- Pero quiero que sepas que estoy aquí para ti, si alguna vez necesitas hablar o desahogarte.

Y en ese momento hizo algo inesperado que me robo el aliento.

Tomó mi mano con delicadeza y lo acunó con las suyas cómo si de un dulce se tratará. Pude sentir su respiración sobre mis nudillos, ella tenía los ojos cerrados. Algo en ella parecía estar tranquila pero a la vez atemorizada.

Yo era expectante de cada acción que haría, pero sus labios tocando mi piel provocaron una corriente eléctrica en mi espina dorsal.

Rogaba por que sus labios tocarán cada parte de mi cuerpo.

Ella abre sus ojos, esos ojos que podrían derretirme en un segundo, y sonríe débilmente.

— Gracias.-suelta mi mano y baja del carro dejandome aturdido.

Me quedé un momento ahí, para mí fue una eternidad, tratando de procesar lo que había sucedido. Me llevo una mano al corazón y este latía como si quisiera salirse y correr hacia ella, porque sí, mi corazón le pertenecía. Miré mi cara en el retrovisor y era notable lo sonrojado que estaba.

¿Porqué me haces esto, Anna?


-B

Under the Sheets | Cillian Murphy |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora