(Contiene ship Drarry)
Harry, Ron y Hermione caminaban por el bosque prohibido y de pronto apareció un hermoso y blanco hurón y se lo llevaron a la sala común. Harry y el hurón desarrollaron un gran vínculo hasta que con un beso de Harry en la frent...
Finalmente, después de dos años de una relación tumultuosa y la conclusión de la guerra mágica, Harry y Draco decidieron dar el paso hacia el compromiso eterno. Los rumores sobre su próxima boda se extendieron como la pólvora, encendiendo tanto la curiosidad como el escepticismo entre sus amigos y enemigos por igual.
El encantador ambiente del Gran Salón preparó el escenario para esta trascendental ocasión. Detalles bien pensados adornaban cada rincón, combinando la valentía de Gryffindor con la elegancia de Slytherin, simbolizando la unión de dos almas diferentes. Estandartes de seda en escarlata y esmeralda se entrelazaron, proyectando un brillo radiante sobre los invitados, dejándolos asombrados por la transformación ante sus ojos.
Cuando la renombrada pareja hizo su entrada, la habitación quedó en silencio, cautivada por la vista del Niño que Vivió y su otrora archienemigo entrelazando sus manos, quien había experimentado un gran cambio luego de ser transformado en hurón y cuidado por Harry. El amor irradiaba de sus sonrisas, trascendiendo cualquier duda que quedara en el aire. Este era un amor que había sobrevivido a las pruebas y los prejuicios: un testimonio de la fuerza del corazón humano.
La ceremonia comenzó, encabezada nada menos que por la propia Minerva McGonagall, quien había trabajado incansablemente para cerrar la brecha entre las Casas y abrazar la unidad. Su voz resonó por todo el salón, llevando sus palabras de sabiduría y aceptación a todos los presentes. Fue un momento de redención, donde las viejas heridas fueron reemplazadas por una nueva comprensión y esperanza.
Las lágrimas brotaron de los ojos de Hermione Granger, testigo de la magia de la transformación. Los secó, su corazón se llenó de alegría por su mejor amigo y su inesperado socio. Ron Weasley estaba a su lado, con el orgullo evidente en su rostro, mientras él también se maravillaba ante la belleza de esta improbable unión. Juntos, representaban el apoyo y el amor inquebrantable que Harry había anhelado.
El intercambio de votos fue una sinfonía de palabras y emociones, ya que cada promesa pronunciada llevaba consigo el peso de los errores del pasado, reemplazados ahora por las esperanzas y los sueños de un futuro compartido. Promesas de crecimiento, empatía y comprensión llenaron el Gran Comedor, sellando el vínculo entre Harry y Draco y recordando a todos los presentes que el amor tenía el poder de conquistar incluso las divisiones más profundas.
La recepción que siguió fue una fiesta de unidad, donde risas y alegría resonaron en todos los rincones. Las parejas bailaron, sin tener en cuenta viejos prejuicios, mientras sus risas se mezclaban y llenaban la sala. Incluso Hagrid no pudo resistir el espíritu contagioso, su risa estruendosa resonó en el aire.
Y así, en el mundo mágico de Hogwarts, el amor triunfó sobre todo, los corazones cálidos se suavizaron y los enemigos se convirtieron en aliados. En la unión de Harry Potter y Draco Malfoy, el mundo fue testigo del poder transformador del amor y de la curación que puede aportar a las almas fracturadas.
Cuando la noche llegó a su fin, los fuegos artificiales estallaron en el cielo y su brillo iluminaba la oscuridad. Fue una señal de esperanza y un recordatorio de que, por muy oscuras que parezcan las cosas, el amor siempre guiará el camino.
Y así comenzó la historia de su amor, entretejida en el tapiz de la historia de Hogwarts, recordando a todos los que la escucharon que la compasión y la aceptación eran las formas más verdaderas de magia, capaces de transformar incluso el corazón más improbable.
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