Lo que los ojos no ven.

Capítulo 3

El tiempo parece haber empeorado desde que nos han comunicado la desastrosa noticia, que desearía no haber oído nunca en mi vida. El cielo se ha vuelo ocuro y apenas hay ruido que pueda hacer menos duro esta despedida, aunque ¿acaso es una despedida? La verdad es que no sé muy bien qué es, no sé si es un adiós temporal o un adiós definitivo, no tengo ni la menor idea de donde nos pueden llevar, pero lo que sí tengo claro, pase lo que pase, lo que a partir de ahora nunca haré será separarme di mi hermano pequeño Lucas. Para él soy lo único que tiene, y aunque para mi también sea lo único que tengo, no desarrollamos el mismo papel.

Quisiera retroceder en el tiempo, sólo unas horas, no pediría más. De tal forma que intentaría impedir que mis padres salieran de casa para venir a buscarnos, sería así de simple, pero la verdad es que ahora mismo estoy muy confundida. En mi cabeza no paran de sonar frases, las últimas frases que he oído y que me han dejado marcada para el resto de mi vida.

Mi hermano me agarra la mano con fuerza y se esconde detrás mío, cuando del todoterreno negro se baja una mujer, alta y delgada, de tez morena y de cabellos negros, tiene unos ojos color esmeralda muy bonitos, y con una voz muy dulce empieza ha hablar con Clara.

Clara le explica todo lo sucedido, ya que ella noo parece estar muy enterada en el tema, respecto a nuestra horrible pesadilla. La hermosa mujer se llama Patricia, y nos explica de una forma muy detallada lo que va a pasar a partir del momento en el que entremos en el coche.

Patricia.- Hola Laura y Lucas, mi nombre es Patricia y voy a estar con vusotros durante vario días. - su voz es firme pero dulce - Ahora vamos a ir al internado, allí os enseñarán vuestra habitación que vais a compartir durante varios días, pero sólo al principio, ya que después os separaran a cada uno de vosotros en diferentes habitaciones, una estará compartida por chicos y otra por chicas, pero sé que al principio os va a resultar duro, pero por favor, necesitamos vuestra ayuda para poder ayudaros.

No se cómo responder, físicamente estoy paralizada y muy pálida, mi rostro está triste, tengo los ojos rojos y apenas puedo hablar, pero finalmente me decido y digo:

- Esta bien... - el pequeño hilillo de voz que tenía se quiebra y me empieza a temblar la voz, intento continuar pero mis esfuerzons van en vano, ya que no sirven para nada.

Lucas. - Laura, ¿tenemos que irnos con esta señora?- me pregunta mi hermano.

La inocencia de su mirada me enseña a ver de que todavía no es consciente de la realidad, de la cruda realidad que nos rodea.

- Sí Lucas, tenemos que ir con ella.

Lucas emite unos pequeños sonidos en forma de queja, pero los ignoro, em despido de Clara, y entramos dentro del coche de Patricia.

Hora y media más tarde llegamos a nuestra nueva vida, nuestro nuevo hogar y quién sabe si será nuestro nuevo infierno, pero por ahora el mío ya lo es.

El exterio del edificio he de reconocer que es muy bonito, las paredes son de piedra, y todas las ventanas están decoradas con macetas de flores rosas, en la parte delantera del edificio, se encuentra un gigantesco jardín, con varios bancos, y un cartel gigantesco con el nombre de este horrible sitio. Patricia de forma muy amable, nos va mostrando las instalaciones. La verdad es que para ser un internado está muy bien, no es el típico de las películas en el que todo está ocuro y tenebroso, si no que esto es todo lo contrario, hay más de cinco pistas para poder prácticar deporte, tenemos una sala de cine, manualidades, un pequeño gimnasio y alguna que otra sala de videojuegos. La verdad es que no está nada mal pero este sitio sigue sin gustarme ni un pelo.

Patricia después de habernos presentado al director del internado , nos lleva a nuestra habitación, nos explica los horario de comida y nos dice que mañana porla mañana sobre las 8:30 tenemos que estar en pie ya que vamos a ir a nuestra casa, a nuestra antigüa casa a recoger nuestras pertenencias.

Después de dejarnos solos, decido por sentarme en una esquina de mi cama y ponerme a llorar, ya que lo necesitaba. Mi hermano dice que tiene hambre, y a pesar de que le digo que cenaremos alrededor de las 9 con el resto de niños y niñas que viven aquí, siguen insistiendo, hasta que al fin, harta de sus pequeñas quejas, decido gritarle, sin darme cuenta de que estoy descargando toda mi iria contra la única persona que ahora mismo no se lo merece, ya que él es el único que me hace mantenerme en pie, a pesar de que no tenga fuerzas para nada. Sé que debo de hacerlo, se lo debo a él, ahora Lucas está a mi cargo y a partir de este momento haré cualquier cosa para que no le pase nada, y pueda ver esto como una nueva vida, por muy difícil que sea.