Pasados alrededoer de unos cuarenta y cinco minutos, decido ir al baño que tenemos incorporado al lado de la habitación, me limpio los ojos llenos de lágrimas, me miro al espejo y decidoo intentar empezar a aceptar la cruda realidad. En menos de diez minutos serán las nueve, y Patricia nos ha dicho que pasará a buscarnos por nuestra habitación, para llevarnos al comedor.
Cuando salgo del baño, le digo a mi hermano que entre y se asee un poco, ya que parece haber llorado mientras yo me ausentaba unos minutos.
A las nueve en punto, llaman a la puerta de nuestra habitación, como nos había dicho, ha llegado puntual en nuestra habitación y tras preguntarnos qué tal estamos, no guia a través de los pasillo del intercambio, hasta la primera planta, donde se encuentra el comedor.
Cuando entramos, un montón de niños y niñas de diferentes edades nos miran fijamente, la reacción de mi hermano es esconderse y taparse la cara detrás de mi, pero en cambio, la mía es diferente. Noto como el calor empieza a apoderarse en mi cara, la rojura creada por el embarazoso momento es aún mayor, pero todavía empeora cuando nos servimos la comida y nos ponemos en una mesa a comer. En ese momento dierentes niños y niñas se acercan hacia nosotros, y nos hacen un corro alrededor, a partir de ahí, empiezan las típicas preguntas que no me apetecen responder y que en algunos casos no les interesan. Las típicas preguntas de <<¿Como os llamáis?>> <<¿Cuantos años tenéies?>> <<¿Por qué estáis aqui?>> y cosas así, que sinceramente, en estos momentos no tengo ganas de responder.
Mientras tantos, niños y niñas siguen acercándose y rodeándonos, cosa que me hace sentir cada vez más incómoda, y a su vez hace que me entren más y más ganas de llorar, deseando estar en mi casa viendo un programa en la tele, mientras mi madre recoge los platos en la cocina y yo no paro de reñir a mi hermano para que me deje ver lo que yo quiera, o al menos un programa que nos guste a los dos. Ante mi desesperación, y cuando mis ojos parecen estar a punto de estallar, aparece Patricia y manda a todos los niños a sus sitios para que nos dejen cenar en paz.
Patricia. - Haber chicos, ya basta por hoy, cuando tengan ganas de responder a vuestras preguntas lo harán, pero por ahora no. Dejarles acabarse la cena y si mañana quieren os resolverán todas vuestras cuestiones. - va apartando con los brazos a los niños, hasta que ya no tenemos a ninguno alrededor nuestro - Laura, cuando acabéis llevar los platos a aquellos carros que véis allí, -dice señalando a nuestra izquierda - y vais directamente hacia vuestra habitación, sé que hoy ha sido un día muy duro para vosotros y necesitáis descansar.
Tiene toda la razón a la hora de que ha sido un día muy duro para nosotros, bueno la verdad es que no ha sido un día muy duros, sino que ha sido un infierno lo mires por el lado que lo mires, no ha habido ni una noticia buena, pero lo único de lo que tengo ganas ahora es de irme a la cama y desconectar.
Lucas parece estar ausente, y cuando acaba de comer, le hago cuatro peguntas y me asiente con la cabeza, por lo que sobreentiendo de que hoy ya no tiene ganas de hablar, y creo que insistirle no va a ser lo mejor, así que dejamos nuestras bandejas en el carrito, y nos dirigimos a nuestra habitación, dejando por detrás un montón de miradas dirigidas hacia nosotros.
CONTINUARÁ...
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Lo que los ojos no ven.
القصة القصيرةLo que los ojos no ven es una novela, basada en una historia protagonizada por dos hermanos que realizaban una vida normal, junto a sus padres, sus mascotas, en una casa normal... como cualquier persona de su edad. Pero todo empieza a cambiar el dí...