Capítulo 6

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Llaman a nuestra puerta, no sé exactamente muy bien que hora es ni donde nos encontramos. 

Parpadeo despacio y en apenas unos segundos vuelvo a la realidad. Vuelven a llamar a la puerta, me levanto rápido de la cama y me apresuro a abrir. Al otro lado se encuentra Patricia, lleva unos tacones que apostaría lo que fuese a que miden más de quince centímetros de altura, la verdad, no sé cómo puede aguantar. 

Patricia. - Buenos días chicos, ¿todavía no os habéis levantado?

- No lo siento, se nos ha pasado la hora - me encojo de hombros.

Patricia. - Bueno no te preocupes, vete a despertar a tu hermano y en media hora, cuarenta y cinco minutos aproximadamente vendré a recogeros y bajaremos a desayunar - nos ofrece una amplia sonrisa y se despide con la mano.

Yo cierro la puerta, levanto la persiana y me dispongo a despertar a mi hermano. Varios minutos después, mi hermano ya se ha lavado la cara ys e esta vistiendo, por lo que decido de mientras ir a ducharme. 

Enciendo la ducha, el ruido de las gotas de agua contra el suelo de hormigón de la ducha. Cuando parece que el agua empieza a salir caliente, me introduzco en la ducha para intentar desconectar durante unos minutos del mundo. Cinco minutos después, ya he salido de la ducha, me he secado el pelo y me voy a vestir.

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Como Patricia nos había dicho, se pasa por nuestra puerta y nos acompaña hasta el comedor. 

Entramos en el comedor y menos mal que ya no hay tantas miradas dirigidas hacia nosotros, nos pasamos por la barra donde estan las cocineras, la verdad es que me quedo asombrada al ver la variedad de alimentos que hay para elegir. Mi hermano se coge una taza de leche con un sobre de Cola-Cao, y dos paquetes de galletas normales, y yo decido cogerme una taza de leche con Cola-Cao al igual que él, y un croissant relleno de chocolate.

A las 10 finalmente tras varios minutos de retraso conseguimos montar en el coche de Patricia, y nos dirigimos hacia nuestra casa, los recuerdos se van apoderando de mí, y siento un horrible dolor en el pecho, mi hermano decide agarrarme fuerte la mano, y yo me muevo un asiento para poder rodearle con mis brazos y abrazarle. He de ser fuerte ya que mi hermano muestra mayor fuerza a pesar de tener seis años, y yo no me puedo derrumbar, ahora no, así que intentaré ser fuerte, para que mi hermano vea que tiene un escudero que le protege y que no se derrumbará con la primera flecha que le lancen.


CONTINUARÁ...

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