Capítulo 3

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A partir de ahora va a empezar a narrar Jimin

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Lo último que sentí fue el dolor de la flecha atravesando mi piel y a causa del impacto caer de espaldas al suelo, pero antes de sentirlo alguien me agarra evitando que choque contra este y a partir de ahí todo ha sido negro.

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Abro poco a poco los ojos y cando intento moverme siento un dolor en mi hombro y justo en ese momento recuerdo lo que pasó, la emboscada y cómo intentaron atacar a Tae.

Me incorporo lo más rápido que mi cuerpo me permite y me acerco al espejo que tengo en mi cuarto y veo cómo mi torso está envuelto en vendas pasándolas por mi hombro para que sujeten la herida.

En eso me pongo mi bata y salgo de mi habitación para hablar con mi padre de lo que pasó exactamente. Pero justo cuando iba a salir de mi habitación lo veo a él entrar junto a mi madre.

–Padre, justo ahora iba a ir a verte, necesitamos hablar de lo que ocurrió en el bosque y cómo estaba Tae.

– Hablaremos hijo pero primero debes descansar, así que vuelve a recostarte en la cama. Estás a nada de tu coronación y deberías verte más hermoso de lo que eres.– Mi madre prácticamente me arrastró a la cama y tumbarme en ella.

–Pero papá ¿y Tae? ¿Cómo está?

–Tae está bien hijo no te preocupes. Está esperando que mande a alguien a buscarlo cuando supiera que despertaste. Así que ahora mando a alguien para buscarlo.– Mi padre miraba a mi madre de una manera muy sospechosa. Como si ellos supieran algo que no están contando

Estoy mirándolos por un buen rato a ver si deciden hablar, cuando veo que no tienen intención de hacerlo rompo yo el silencio.

–¿ Algo que necesite saber padres?

Ambos me miran con una mirada que no logro descifrar niegan con la cabeza.

–Algo que por ahora no es importante en tu vida, tu padre se encargará de ello.– Mi madre me dio un beso en la frente y se fue alejando.– Por ahora descansa y trata de recuperarte mi niño hermoso.

Ya empezamos otra vez, cuántas veces le dije que no me llamase así, que no me gusta y ya no soy un niño pequeño.

–Pero mamá, padre, dile algo a mi madre.– Me giro hacia él por ayuda.

– Lo siento hijo, tu madre tiene razón, eres nuestro niño pase lo que pase aunque tengas 30 años.– Dijo mientras se acercaba para abrazarme con cuidado para luego ambos salir de mi habitación.– Y ahora mando a alguien por Tae.

–Está bien, gracias padre.

Con eso último mis padres salen de mi cuarto dejándome solo entre estas cuatro paredes.

No puedo evitar que se me salga una sonrisa pues soy muy afortunado por tener unos padres como los míos. Tan amorosos, cariñosos y firmes cuando es necesario. Ellos me enseñaron lo que es el amor de pareja, el como tratarte con la persona que va a acompañarte por el resto de tu vida tanto en las buenas como en las malas. El adorar a alguien tanto como la otra persona te adora a ti. Ambos se preocupan demasiado el uno por el otro y algún día me encantaría encontrar un amor como el que tienen mis padres. Sobre todo tener una historia tan bonita de su primer encuentro. Es una historia tan fascinante que me la sé de memoria. Cuando en un baile que organizó el reino Kim mi madre y mi padre estaban ambos invitados. Mi padre llegó primero y luego mi madre que cuando fue anunciada su entrada al salón todos los hombres se giraron a verla pero el destino ya los tenía unidos por el hilo rojo y aunque muchos hombres se le acercaron pero solo mi padre pudo conquistarle el corazón ya que por lo que me dijeron bailaron toda la noche juntos en el gran salón y luego siguieron su majestuoso baile bajo las estrellas y la luna de testigo de tal unión con una magnitud mágica. Luego a los días mi padre fue a casa de mis abuelos a pedir su mano y años después aquí estoy yo. Con dos padres magníficos que se aman demasiado y siendo la envidia de mucha gente.

Darkness and lightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora