Capítulo 6

114 51 7
                                    

—Estoy ansioso por conocerla —declaro mientras observo la ciudad a través del cristal del vehículo en movimiento. Kakashi, quien está al volante, me mira a través del espejo retrovisor. Nuestras miradas se encuentran, y una sonrisa de comprensión se dibuja en su rostro.

—No te preocupes, Naruto —dice con voz tranquila—. Tu madre estará igual de ansiosa por conocerte. Todo saldrá bien. —Inmediatamente, vuelve a concentrarse en la carretera, mientras yo reflexiono sobre sus palabras. Experimento un remolino de emociones mientras nos acercamos al hospital donde está ingresada Kushina Uzumaki.

—¿Cuál será tu próximo movimiento? —interroga Bee—. La anciana Kana no estará contenta con tu aparición —añade con un tono de preocupación en su voz.

Hace más de dos semanas que descubrí que Kushina Uzumaki es mi madre. Al principio, fue impactante; mi mente se resistió a aceptar la realidad. Sin embargo, con el paso del tiempo, fui asimilando todo con una madurez innata.

—¿Estás prestando atención?

—Sí —respondo, volviendo al presente—. En relación a tu pregunta anterior, no estoy seguro, pero tengo la certeza de que debo proceder con cautela a partir de ahora. —Bee asiente al oírme y vuelve su mirada al frente.

Observo la ciudad a través del cristal del vehículo en movimiento. Hoy es un día especial. Después de tantos años, finalmente voy a conocer a mi madre, a esa madre que creía inexistente. Kakashi me ha informado de que mi madre está un poco enferma y que está internada en un hospital psiquiátrico. Al enterarme, me enfurecí, pero Kakashi me tranquilizó al asegurar que en ese lugar la atendían muy bien, que una amiga suya trabajaba allí y que estaba convencido de que Hanare velaría por el bienestar de mi madre.

El vehículo se desliza suavemente por las arterias de la ciudad, acercándonos inexorablemente a nuestro destino. A nuestro alrededor, rascacielos majestuosos y modernos se elevan hacia el firmamento, contrastando con las viviendas antiguas y los parques esmeralda que salpican el paisaje urbano. Los peatones deambulan por las aceras, inmersos en sus propios mundos, mientras el sol irradia en el cielo azul y una brisa refrescante se filtra por la ventana abierta, acariciando nuestros rostros. Todo parece vibrante y rebosante de vida, y no puedo evitar sentir una emoción creciente mientras nos adentramos en el corazón de la metrópoli. —Finalmente hemos llegado al hospital —anuncia Bee. Mis ojos examinan aquel edificio imponente y grisáceo, con un letrero que proclama "Hospital Psiquiátrico" en la entrada. Desciendo del vehículo y respiro profundamente antes de entrar. Ignoro qué me espera allí dentro, pero estoy preparado para enfrentarlo. Al ingresar al edificio, explico mi situación en recepción, muestro mi identificación con el apellido Umino y les informo que recientemente descubrí el paradero de mi madre. Incluso presento la prueba de ADN que confirma mi parentesco con Kushina. Tras proporcionar toda la documentación necesaria, me registro y recibo una tarjeta de identificación para visitantes. La encargada del lugar me guía por los pasillos hasta la habitación de Kushina Uzumaki.

Mis pasos resuenan en el silencio de aquellos pasillos. El lugar es sombrío y desalentador, con paredes de hormigón gris y suelos pulidos y brillantes. Un potente aroma a desinfectante invade mis fosas nasales, y el sonido de los gritos y lamentos de otros pacientes en las habitaciones cercanas me perturba. Todo en este lugar parece triste y desolado, y no puedo evitar sentir un nudo en la garganta mientras avanzo por el corredor hacia la habitación de mi madre.

A medida que me aproximo, observo a enfermeras y médicos transitando apresuradamente de un extremo a otro, tensos, con semblantes serios y preocupados. Algunos pacientes están acomodados en sillas de ruedas o avanzan lentamente con la ayuda de bastones, mientras otros permanecen sentados, absortos en sus pensamientos.

FelinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora