Capítulo 2

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—¿Sakura? —pregunto con incertidumbre mientras ella asiente con la cabeza— ¡Vaya, cuánto tiempo! —. Sonrío como un niño, levantándome del suelo para ayudarla. Dejando atrás cualquier atisbo de dolor, le ofrezco mi mano y ella la acepta. Su contacto es cálido, como una suave brisa de verano.

Sakura sigue siendo un espectáculo para la vista. Su cabello, antes largo, ahora esta corto, y su flequillo en punta lo lleva repartido a ambos lados de su rostro, mientras que algunos mechones están sujetos con unas horquillas de color carmesí. Mis ojos recorren su figura de manera discreta, casi imperceptible. Luce un vestido negro estampado con flores blancas que se anuda al cuello, complementado con unos tacones beige a juego. La única palabra que podría describir a mi amiga sería deslumbrante. Salgo de mis divagaciones mentales para concentrarme en recoger los alimentos esparcidos por el suelo debido al pequeño percance.

—Lamento mucho esto —digo, apenado.

—No importa, Naruto —me tranquiliza.

—¿Cómo has estado?

—Bien —responde ella, agachándose para recoger algunas cosas—. Has crecido mucho desde la última vez que nos vimos.

Su comentario sobre mi estatura me divierte y respondo:

—Creo que tengo que agradecerle a Bobo después de todo —sonrío, recordando aquel programa infantil que Iruka solía sintonizar en la televisión. Recojo un pimiento amarillo del suelo y luego unas zanahorias; Sakura, divertida por mis ocurrencias, también sonríe.

—Mi madre también me hacía ver El Oso Azul —dice, recogiendo un apio que se ve fresco y crujiente—. Ahora que mencionas a Iruka sensei, ¿puedo preguntarte algo?

—¿Eh?

—¿Sigue en el mismo colegio? —pregunta con un tono melancólico—. Una vez escuché que era conocido por ser un excelente profesor —inquiere, dejándome desconcertado. Esto provoca que detenga mis acciones por un instante antes de contestar de manera evasiva.

—Sí... verás... es complicado, pero esto... ¡Es increíble! Jamás creí que te volvería a ver —digo mientras siento que me observan, así que levanto la mirada. Ella se sonroja y se sorprende cuando el azul de mis ojos atrapa el verde de los suyos. No sé qué es, pero sus ojos de jade me muestran un sentimiento enigmático, que no logro descifrar.

Este encuentro con quien fue el amor de mi vida hace muchos años se siente un tanto extraño y especial a la vez. De acuerdo, lo admito, en aquel entonces mi amor hacia Sakura no fue correspondido. Aunque, la verdad, me encuentro exagerando porque solo era un niño cuando le profesaba amor eterno a Sakura-chan.

-Si te soy sincera, nunca imaginé que me reencontraría con aquel niño rubio, fastidioso e insufrible-. Inicia una conversación, arrancándome de mis pensamientos-. Ahora sé que sigues en este mundo-. Tras esas palabras, ambos estallamos en carcajadas. 

Cuando finalmente logramos contener nuestras risas, confieso: 

-Sigo siendo tan humilde como siempre. Y el ramen sigue siendo mi platillo favorito. Eso no ha cambiado-. Le sonrío. Ella frunce el ceño -Estoy estudiando economía en Rinnengan y tengo un empleo. Esa es mi "Emocionante existencia"-. Mi tono es serio e irónico a la vez, no es que quisiera desvelarle todos los detalles de mi vida, si lo hiciera, probablemente la aburriría. 

-¿Eso es todo? ¿Y tu padre? ¿Qué hay de él? ¿Se casó? Debe estar muy orgulloso de ti-. Sonrío con cierta amargura y ella lo percibe. 

-No sé si está orgulloso de mí, pero me esfuerzo cada día para que pueda estarlo-. Digo, intentando que mi voz no delate mi tristeza-. Por cierto, estás muy atractiva, Sakura-chan-. Un rubor se dibuja en sus mejillas y desvío la mirada hacia mis manos-. Si no fuera por tu cabello, no te hubiera reconocido-. Vuelvo a mirarla y ella sonríe. 

FelinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora