Daniel descendió las escaleras en busca de su esposo, quien aún no había llegado a la habitación para descansar. Pronto lo encontró sentado en uno de los sofás de la sala, ojeando con atención un álbum. Daniel avanzó hacia él con paso lento, se agachó ligeramente y deslizó sus manos por los hombros anchos de su esposo antes de abrazarlo por completo.
"Es tarde. ¿Qué te tiene tan absorto?" preguntó Daniel con curiosidad.
"La apertura de Law-Russo Auto", respondió, levantando el álbum para mostrárselo a Daniel.
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Daniel y Johnny saludaban y bromeaban con las personas que iban de un lado a otro, explorando el concesionario. Era una noche muy especial para ellos, pues finalmente veían hecho realidad uno de sus sueños más grandes. Aunque a algunos les pareció extraño que optaran por abrir un concesionario en lugar de un dojo, para ellos, el karate era una actividad más personal. Además, compartían el interés por los autos, por lo que tomaron esta decisión.
"Pueden beber tanto como quieran, siempre y cuando compren un auto", bromeó Daniel, provocando risas entre sus amigos.
Johnny no podía ser más feliz. Todo lo que Sid le había dicho que nunca lograría, lo había conseguido al lado de la persona a la que más amaba. Con Daniel, había construido un matrimonio sólido, un negocio prometedor y, próximamente, una familia. Aunque disfrutaba compartiendo su felicidad con amigos, en un momento tan importante, nadie se sentiría molesto si escapaba con Daniel por unos minutos. Tomó su mano y le pidió que lo siguiera.
"¿A dónde vamos?", preguntó Daniel.
"Solo ven conmigo".
Lo condujo a través de la puerta que llevaba al estacionamiento y subieron juntos a la parte trasera de su auto.
"¿Qué estamos haciendo aquí?", preguntó Daniel.
"Vamos a celebrar", respondió Johnny mientras sacaba una botella de sidra y dos copas.
"Sabes que no puedo beber alcohol".
"No te preocupes, es sidra espumosa", explicó, sirviendo en las dos copas. "Brindemos por algo que finalmente es nuestro".
"No es lo único que es nuestro", señaló Daniel acariciando su vientre de casi 8 meses.
"Ah, esos dos cachorros son míos. Puedes quedarte con los siguientes", bromeó Johnny.
"De acuerdo, entonces brindemos por lo que es nuestro", chocaron sus copas y bebieron.
Johnny puso un poco de música para crear un ambiente aún más romántico.
Yo quiero tomar para siempre esta noche, quiero quedarme en este momento para siempre.
"Te amo".
"Yo también te amo"
...
Te voy a dar todo el amor que tengo. Yo quiero tomar para siempre esta noche
Daniel se encontraba cómodamente sentado en el regazo de Johnny, mientras compartían besos dulces.
A pesar de que su primer encuentro fue un desastre, la siguiente etapa de su historia resultó mucho mejor. Se reencontraron en una fiesta de amigos en común a principios de los años 90, y de inmediato sintieron el vínculo que en el pasado habían luchado por ocultar bajo un manto de hostilidad. Sin embargo, esta vez se aventuraron y asumieron el riesgo, y como recompensa, se encontraban ahora besándose en el centro de la acogedora sala de su hogar, mientras disfrutaban de la música de fondo de "I Wanna Take Forever Tonight".
Sus queridos hijos dormían apaciblemente en sus habitaciones, y al día siguiente sería la inauguración de su cuarto concesionario. El destino parecía tener buenos augurios para ellos.
No quiero irme nunca, solo quiero estar contigo porque me encanta cómo se siente tu amor, es tan real.