𝙏𝘼𝙆𝙀 𝙈𝙀 𝙒𝙃𝙀𝙍𝙀 𝙔𝙊𝙐𝙍 𝙃𝙀𝘼𝙍𝙏 𝙄𝙎 || ❝Finges que no te importa, pero sé que te está matando por dentro.❞
── En donde Neteyam apenas sobrevive
de la batalla contra los humanos en
el arrecife, pero esto causa qu...
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pandora ──── el arrecife 110 días
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↪︎ Como ya se había vuelto costumbre para mí, me adentro en la cueva con tranquilidad, pero a diferencia del resto de veces, no encuentro a Tamika dentro de esta. La fogata estaba encendida, pero ella no se encontraba por ninguna parte.
—¿Tamika?— Con curiosidad la llamo, esperando que estuviera en algún lugar que no pudiera verla, pero al no recibir ninguna respuesta, comienzo a salir del lugar, esperando encontrarla fuera. —¡Tamika!
Camino por la pequeña isla, intentando buscarla mientras la llamaba. Me parecía curioso que hubiera dejado la fogata encendida si no estaba cerca de la cueva, cosa que al pensarlo bien, me preocupó bastante. Tal vez algo le había sucedido y por eso no aparecía.
A pesar de que intento evitarlo, me preocupo por ella. Continúo llamándola, esta vez con algo de ansias. Siento una presión en mi pecho al tener una mínima idea de que algo malo había pasado y yo no había estado ahí para protegerla.
No se que haría si Tamika desaparecía de mi vida.
—¡Aquí estoy!— Suelto con fuerza un suspiro al escucharla. Estaba aliviado de saber que estaba bien, pero a la vez la odiaba tanto por hacerme quererla tanto y preocuparme así por ella.
Sigo con la mirada de donde venía su voz y aunque estuviera oscuro, logro verla. Camino hacia la orilla, viéndola con mayor claridad dentro del mar. El agua llegaba a sus rodillas y tenía una malla en sus manos en la que estaba guardando cosas.
—¿Qué estás haciendo?— Le pregunto con curiosidad pero no me adentro al océano. Era extraño que estuviera aquí afuera y que hubiera dejado las cosas así en su hogar.
—Estoy buscando perlas—. Contesta con una sonrisa en su rostro y vuelve a concentrarse en lo que estaba haciendo, agachándose un poco para meter su brazo en el agua y sacar de esta lo que supuse, era una perla.
—¿De noche?— Hago la pregunta más obvia, cruzándome de brazos e intentando ignorar el susto que me había dado segundos atrás sin siquiera darse cuenta.
