👑 Diez 👑

1.4K 220 29
                                    

Yoongi amó el cuerpo de su rey, lo adoró y lo memorizó como si esa fuera la última vez. Trazó cada centímetro de piel sedosa, absorbió cada ola de calor, de olor y sabor. Desde lo más profundo donde estaba asentado sin poder creérselo, hasta afuera, cubriendo a Jimin con su cuerpo, apoderándose de él, por una sola vez, en cada empuje, cada roce y cada beso.

Amó en una única oportunidad lo que no se le permitiría amar más.

—Yoon- Yoongi, yo —el gemido del rey, junto al ardor del surco en su espalda por las uñas le dijo a Yoongi que su rey estaba a punto de llegar. Al mismo cielo al que Yoongi estaba a punto de entrar.

Las piernas envueltas en su cintura, el fuerte agarre sobre su miembro excitado y el sollozo en la voz suplicante eran el placer más delicioso que jamás se permitió experimentar y lo estaba haciendo ahora, con el mismísimo rey entre sus brazos, en el lecho real, entre paredes cubiertas de pasión y deseo. Era puro deleite y placer y Yoongi estaba a punto de explotar.

—Un momento, Jimin. Por favor —pidió Yoongi en un instante de cordura. —Voy a salirme.

Qué hubiese deseado más que quedarse hasta el final dentro del cálido cuerpo de su amante de una noche, derramar su esencia y dejar que sus fluidos se mezclaran. Pero no podía. No tenía el derecho de hacerle eso al rey.

—Jimin, mi rey —suplicó Yoongi en el borde del clímax, sintiendo como el cuerpo de Jimin se apretaba más alrededor de él.

—¡No! Por favor. Hazlo dentro de mi. Déjame sentirlo.

—No puedo. No debo —imploró con lo último de sus fuerzas. Con su cuerpo y su voluntad a punto de ceder. —No es prudente.

Y aunque Yoongi tenía un irrefrenable sentimiento posesivo de llenar a Jimin hasta el fondo, no debía. Este era el futuro marido de su hermana y Yoongi no era más que un súbdito del rey.

—A la mierda lo que es prudente —reprochó Jimin, escuchándose, a oídos de Yoongi, decidido, encaprichado, necesitado. Algo que nunca habría esperado de él, pero le pareció sensual en ese momento. —Quiero un hijo y quiero que tú me lo des. Quiero todo de ti, Yoongi.

Yoongi se apretó contra Jimin habiendo perdido las fuerzas y dejó que Jimin se apretara contra él. Se dejaron llevar por los torrentes de la pasión y Yoongi hizo lo que una vez sólo soñó con hacer.

Profanó el cuerpo perfecto de Jimin y lo cubrió de su esencia, se apoderó de su cuerpo sublime e intacto y lo colmó de tal modo, que sabía, podría haber llenado un vació que nadie más podría haber llenado. Su semilla estaba dentro del rey.

***

—Querido hermano —sonó la voz de YoungMi haciendo eco en las paredes de piedra blanca y pulida del palacio. Ella sonreía del mismo modo en que su difunta madre lo hacía. Angelical e inocente. Extrañaría verla y oírla cuando tuviera que volver al Este sin ella, porque su lugar era en el gran palacio en el que viviría como reina consorte. —Necesito un favor, hermano.

—¿Qué es lo que deseas?

Desde que eran sólo ellos dos sin sus padres, sin la empatía de la mayoría del pueblo en el que vivían debido a los dones extraños de Yoongi, su hermana era la única persona a la que no le podía negar nada. A excepción de Jimin, a quien le permitió obtener placer de su cuerpo ya hace varias semanas. Las mismas semanas en que se había retrasado la fiesta de compromiso, pero se seguían haciendo preparativos para la boda. Semanas en las que Yoongi había evitado al rey para no verle a la cara y delatar lo mucho que le había afectado a su corazón la noche en que se le concedió la gracia de poseer a su rey. La única y solitaria noche en que sus sueños más íntimos se volvieron realidad y su pesadilla más oscura amenazó con revelarse.

MI REY  [YM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora