𝕿RAITOR | Billy Loomis. [PAUSADO]

𝒊𝒙. 𝖳𝗋𝖺𝗂𝖈𝗂𝗈́𝗇 𝗒 𝖼𝗎𝗅𝖕𝖺

Desesperación. Era una de las emociones que predominaban en el pequeño y débil cuerpo de Alyn. El roce constante de sus muñecas contra la áspera soga comenzaba a arder debido a que luchaba sin recompensa en liberarse de ello.

Se arrastró hasta llegar a un pequeño tronco cortado, apoyó su espalda baja en este para poder quedar un poco sentada.

Sus pulmones dolían de respirar tan agitadamente, sentía que cada vez le costaba respirar más y más por la tela sucia apretada en su boca. Habían momentos en dónde se le olvidaba respirar por la nariz e intentaba respirar por su boca, perdiendo la respiración por varios segundos.

Trató de gritar, de emitir algún ruido para que alguien la escuchara y pudiera ir en su rescate pero todo fué en vano. Las lágrimas hacían su visión borrosa, algunas secándose en los caminos hasta sus mejillas.

La culpa la carcomía por dentro. No pudo hacer nada más para evitar que Billy no saliera herido, debió haber ido hasta él y tirarlo del brazo, debió ser más resistente y no dejar que él la empujara lejos del forcejeo.

Comenzó a pensar en sus amigos... Oh, Dios, sus amigos.

Alyn sollozó aún más al recordarlos, seguramente deben estar dentro de la casa batallando por sus vidas mientras ella estaba tirada detrás del hogar de su rubio amigo. Estorbando y sin poder hacer nada para ayudarlos.

Ella trató de calmarse, respirando hondo y despejando su mente para idear algún plan y así poder liberarse.

Encogió sus brazos tras ella y raspó constantemente la soga contra el tronco en el que estaba. A pesar del dolor que sentía siguió aumentando la velocidad, rogando soltarse.

Alzó su rostro y sintió como esa desesperación incrementaba de una forma inconmensurable.

Trató de arrastrarse hacia atrás lo más rápido que pudo mientras esa persona de traje negro se acercaba lentamente hacia su frágil cuerpo. Él la tomó por los hombros y la estampó contra la tierra, dejando un dolor en su espalda.

Acercó su mano enguantada hasta la boca de Alyn y quitó bruscamente la tela, seguido a éso, él llevo sus dedos hacia la máscara indicándole que guarde silencio.