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GP de España Carrera

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GP de España
Carrera

Giro el pase que cuelga de mi cuello. La máquina emite un sonido que me permite pasar, además de la marca de verificación que se dibuja a un lado de la pantalla junto a la fotografía de mi cara. Son las siete de la mañana, y el paddock se encuentra prácticamente desierto, con sólo unos pocos trabajadores y yo, presentes.

Camino con tranquilidad hacia los garajes de Audi. Desde el momento en que llegué a este Gran Premio, siento una cautivadora oleada de orgullo nacional. Pero, también experimento una tensión palpable, la presión de actuar bien ante mi público y mi país natal me envuelve como una pesada manta.

Dejo mis pertenencias en el sofá de mi habitación y me dirijo por los pasillos hasta llegar a la sala de reuniones. Soy de las primeras en llegar, y a medida en que más personal llega, dejo mi teléfono a un lado y entablo una conversación con ellos. La reunión se enfoca en pulir esos últimos detalles de la carrera y poner a punto los últimos datos para el Gran Premio.

—Necesito ir a comer ya —ruego, escuchando cómo mis tripas no paran de rugir.

—Está bien. Vamos —asiente Gunther, levantándose de su asiento, y yo imito su reacción rápidamente.

Nos acercamos al buffet de nuestra escudería. La mayoría del personal se encuentra comiendo, ya que la carrera comenzará en un par de horas y todos necesitamos estar en los garajes listos antes de que todo de comienzo. Esto es aún más crucial para los mecánicos, quienes se encargan de revisar que los monoplazas estén en las condiciones necesarias para salir a pista.

—¿Qué tal? ¿Qué expectativas tienes? —pregunta uno de los mecánicos cuando me siento en una silla junto a ellos a comer.

Desde que comencé a tener a María a mi lado en mi carrera como piloto, me habló de la importancia de involucrar y prestar atención a los mecánicos y a todas aquellas personas que trabajan en el monoplaza y no son tan visibles. Siempre que tenía una oportunidad, María me animaba a visitar la fábrica, conocer y establecer una relación cercana con todos aquellos trabajadores que crean las piezas del monoplaza con el que voy a correr. Hoy en día, esas acciones ya fluyen de manera natural para mí, pero antes no lo hacían porque no me daba cuenta de su importancia hasta que ella me lo señaló.

—Siempre ganar —resuelvo sus preguntas con dos simples palabras. —Si pudiera subirme al podio en España, sería un sueño —confieso, dejando que el anhelo impregne mi voz.

La comida transcurre en una conversación con diferentes matices, desde la carrera hasta la última anécdota que compartieron en un día de montaje en la fábrica. Me retiro antes de tiempo, buscando un momento para estar a solas antes de que el ajetreo de la gente comience y no pueda escapar.

𝗔𝗮 𝗺𝗮𝗺𝗮💕
𝘌𝘴𝘵𝘢𝘮𝘰𝘴 𝘵𝘦𝘳𝘮𝘪𝘯𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘥𝘦 𝘤𝘰𝘮𝘦𝘳 𝘺 𝘷𝘢𝘮𝘰𝘴

Racing Hearts | Charles LeclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora