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GP de Bahrein
FP3 y Clasificación

Me sorprendí a mí misma husmeando los mensajes que las cuentas de cotilleo de la Fórmula Uno habían publicado en sus redes sociales. Como era de esperar, las fotos mías y de Sergio no dejaban de circular por el paddock. Algunos se preguntaban si éramos novios; otros aseguraban, con información de la que no tenía ni idea de dónde sacaron, que éramos amigos desde hacía años, solo amigos; otros lamentaban la posibilidad de que tuviera novio y no pudieran involucrarme con algún piloto, y muchos otros se alegraban de que tuviera novio para que no pudiera relacionarme con ningún piloto.

—No vas nada mal —reconoce Sergio cuando me acerco a él, quitándome el casco para dejarlo en la repisa a su lado. Tiene los cascos de Audi puestos para escuchar mi radio en todo momento.

—Va bien, ¿verdad? —pregunto emocionada, dándole un sorbo a la bebida isotónica que alguien de Audi me había pasado. —Espero sacar una buena posición en la Clasificación; creo que puedo quedar entre los 5 primeros. Y ya veremos mañana en carrera cómo nos va.

—Tienes buenos tiempos, seguro que sí —apoya mi amigo mis palabras. —¿Cuándo podemos ir a comer? Me muero de hambre —lamenta, pasando una mano por su estómago y sacándome una risa.

—Acompáñame —pido, poniéndome en marcha hacia la parte trasera de los garajes de Audi.

Recorremos los pasillos hasta dar con la cafetería donde organizan las comidas. Anudo mi mono a las caderas y elegimos lo que hay para comer para sentarnos en una de las mesas. Hace buen día, así que salimos a la terraza superior para disfrutarlo

—Es increíble vivir esto —dice, meramente ilusionado, con una sonrisa. —Aún no puedo creer que estés aquí —confiesa, llevándose a la boca el tenedor.

—Gracias por esa confianza —vacilo, consciente de que sus palabras no iban en ese tono.

—No seas boba —Nego moviendo su cabeza. —Sabes que te lo digo porque esto es diferente a las otras categorías, no porque no considere que no seas buena —explica, aunque no necesito ninguna explicación de su parte. —Pienso que eres malísima —Me saca la lengua, como un niño de cuatro años que hace una travesura y consigue que los dos terminemos estallando en carcajadas. —¿Y con Thomas qué tal? ¿Están mejor las cosas? —pregunta con interés, cuando las risas cesan y nos volvemos a poner serios.

Miro a mi alrededor, confirmando que las personas estan bastante alejadas de nosotros para no poder escuchar nuestra conversación.

—La situación está mejorando —confieso a mi amigo, jugueteando con la comida en mi plato. —Aunque los resultados siguen siendo los mismos, al menos ya no me ataca a mí, al menos no directamente —añado con un suspiro. —No me gusta sentirme así, constantemente inquieta y alerta, esperando que algo vuelva a estallar en cualquier momento.

—Quizás no vuelva a ocurrir nada más —propone, ofreciendo una perspectiva diferente. —Tal vez se resignen con él y lo reemplacen por otro piloto. ¿Sabes cuánto tiempo le queda de contrato?

—Ambos tenemos contrato para esta temporada —informo, recordando que la escudería nos dejó claro que estábamos en una especie de prueba durante un año, querían ver cómo nos desenvolvíamos en el gran circo. —A mí ya me han ofrecido extenderlo, no sé si a él también —confieso las intenciones de la escudería alemana con respecto a mí.

—Dudo que sea así —Niega rápidamente. —Quizás tengas al Nano como compañero el año que viene —plantea una posibilidad, y yo ruedo los ojos.

—Sería genial —confieso, terminando mi plato de comida. —Sin duda, creo que podría aprender mucho de él.

—Y que llegara la 33 —Espera.

Racing Hearts | Charles LeclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora