Kat
Ser amigos siempre estuvo bien. No importaba si el no me quería como yo a el. Pero saber que éramos amigos me era suficiente.
Me gustaba regresar a casa y tenerlo ahí. Me gustaba saber que siempre estaría preparando algo nuevo de cenar.
Qué me preguntaría por mi día y me contaría del suyo.
Me gustaba sentir que éramos más cercanos ahora. Que por fin estábamos conociendo otra parte del otro. Que después de tantos años por fin podíamos pasar el tiempo que hubiese querido hablando.
Y me sentí tan egoísta. Tan desconsiderado. Por aprovechar la situación para acercarme y conocer más de el. Para hablar más con la señora Ximena y el señor Tadashi. Me daba rabia saber que todo eso me hacía sentir bien cuando probablemente el la estaba pasando mal.
Pero tenerlo cerca. Verlo todos los días, saber que al otro lado de la puerta el estaría y lo vería cada mañana, valía la pena.
Valía la culpa y el egoísmo.
Por que yo sabía que el no era solo mio. Que el jamás sería de nadie. No podía quedármelo. Ninguno de los dos.
Porque aún después de su compromiso oficial, Shoto seguía preguntándome por el. Yo no le decía nada. Decía que no sabía dónde estaba, qué había hablado con el hace más de un mes.
Qué después de la fiesta Hanta no me había contactado. Y no parecía querer hacerlo.
Era una gran mentira. Era descarado de mi parte decir eso cuando tenía a Hanta en mi casa, en mi espacio y a veces en mi cama.
Pero el no tenía derecho a saber donde estaba. Y no tenía derecho a reclamar nada. Era un hombre comprometido. Era de alguien más ahora.
Y Hanta era feliz. Y sonreía y me hablaba de mil cosas distintas cada noche.
Y yo pasaba mis noches paseandome por el departamento. Viendo nuestras fotos, nuestras cosas. Su taza junto la mía.
Sentía que era alguien especial para el. Sentía que éramos algo especial. Algo que podía funcionar.
Yo sabía que estaba enamorado de el. Pero no me di cuenta de lo enamorado qué estaba de el hasta que me vi en la sala, a las 3 de la mañana, con una sonrisa de tonto.
Hasta que vi como iba a mi cuarto y me pedía dormir ahí. Como cuando éramos adolescentes. Intentando protegernos entre nosotros.
A veces me pregunto si el sabe lo importante que es para mi. Si el sabe lo que significa para mi tenerlo ahí. Conmigo.
Me pregunto si es consciente de que sonrió al verlo en las mañanas, qué para mi no hay mejor manera de empezar el día que con el.
Con su risa, con sus mañas, con sus chistes. Con sus anécdotas. Con sus mil tazas de café regadas por la casa, sus gritos y sus conversaciones en español al hablar con su madre.
Con su compasión. Su amor, su deseo de cuidar a todos. Inclusive a los gatos callejeros, por que recuerdo haberlo encontrado en el balcón alimentando a tres gatos bastante gordos.
No pedia nada, siempre intentaba dar. Y aun así cada viernes tenemos viernes de sushi. Por que a él le gustaba.
Él amaba el sushi. Era de sus comidas favoritas. Era algo nuestro. Era lo que podíamos compartir cuando éramos solo unos niños. Aun si gastabamos casi toda nuestra mesada en eso.
Me gustaba el sushi porque me gustaba verlo sonreir. Me gustaba ver que el estaba feliz al estar conmigo.
Solo anhelaba su amor. No importaba la manera en la que viniera. Para mi no.
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Only you
Fanfic¿Cómo es que continuas sin la persona que apareció en cada fotografía? Cuando creces a lado de una persona durante mas de 16 años es difícil seguir sin que el este ahí. Dos personas con un corazón roto y una vida que seguir, una vida que continuar...