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"primera salida"

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"primera salida"

Narrador omnisciente:

Respira hondo. Sus manos sudan, las limpia a los costados del uniforme. Siempre le dió asco estar nervioso por eso mismo.

Mierda, vamos. Carajo, no debe ser tan difícil— murmura para sí.

— Te va a salir una hernia si seguís así, tarado— Keisuke gira sus ojos en señal de fastidio. Llevaban quince minutos observando al objetivo de su amigo. Quince minutos que ha desperdiciado y podría haber utilizado para pasar tiempo con Chifuyu y su gato. Pero no, ahí estaba él haciéndole compañía al nombrado cagón cuya amistad tienen desde pequeños—. Angry no se ha movido un mísero centímetro, le dije a Smiley que habían robado su motocicleta y, si se llega a enterar que nosotros la escondimos, seguro van a tener que buscar nuestros cuerpos en el fondo de un río y vos tengas que visitar a tu chico a través de la ouija o algo así.

Está vez es Haruchiyo quien revolea sus celestes ojos, acomodándose el barbijo en su lugar—. No lo entenderías, como vos no fuiste quien dió el primer paso en tu relación con Matsuno.

— ¿Quién te dijo que no?— pregunta ofendido. Era verdad lo que el pelirosa decía, sin embargo no permitiría que lo dejara en ridículo.

— Él llegando con un afiche que decía si querías ser su novio, vos llorando y dejándote besar por alguien cinco centímetros más bajo que vos, como si fuese algo de otra realidad.

Baji chasquea, derrotado.

Recuerda ese día como uno de los mejores en su vida. Chifuyu lucía con tanta determinación, tal que le hizo creer que si le decía que no, Matsuno lo mataría o al revés, se mataría. Evidentemente es algo que no sucedió. Él realmente anhelaba que le pidiera para ser pareja de una vez por todas. Ya no quería vivir a besos escondidos y caricias que no podían mostrar al resto.

Deseaba que el rubio le dijera cuánto lo amaba siempre, en cualquier lugar y momento. Poder gritarle al mundo que ese chico era suyo y viceversa. Cuando lo vio entrando al depósito de autos sus ojos lagrimearon a montones, de verdad estaba pasando, su Chifuyu le miraba fijamente. Su respuesta fue clara como las evidentes marcas que a diario le adornan toda la extensión del cuello.

Sin así quererlo (o tal vez sí) el pelinegro se quedó mirando un punto fijo, ignorando cada insulto que largaba Sanzu hacia si mismo.

Una vez volvió a la realidad, fue por el golpe que escuchó cerca suyo. Su amigo estaba sentado hecho bolita y tironeando parte de su cabello.

—Me rindo— declara—. No puedo hacerlo, él no va a querer—. Le mira incomprensible, si bien desde el inicio, aquella vez en que le confesó que experimentaba raros sentimientos cada que estaba cerca o interactuaba con Souya, dijo no tener oportunidad.

salidas || SanGry. [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora