salidas || SanGry. [Finalizada]

doce.

Souya;

Hoy había reunión de la pandilla y tengo el cuello todo marcado.

Con el uniforme se me va a notar todo, si no fuera porque aún no lo sabe nadie, no me preocuparía; pero nadie está al tanto de esto (exceptuando a Fuyu, Michi y Hakkai, que me hacen la segunda al escapar de Naho; y también Shion, que nos atrapó en el baño de su casa y nos obligó a pagar el lavamanos).

Otra cosa, peor que la anterior. Llegué a casa y Nahoya me miró de arriba a bajo, analizando hasta mi alma o algo por el estilo. Sonrió de una forma que no pude decifrar, abrió sus ojos, azules brillosos pero a la vez opacos, como los míos; y dijo:

-Hermanito, ¿no te duele nada?.

¿Comprenden el cagazo que me pegué? Mi gemelo debe tener un tratado con el diablo. Su mirada me hizo temblar de los nervios, nunca había estado tan serio. No desde que acabé en el hospital luego del enfrentamiento con Tenjiku. Le dí una sonrisa colmada de inseguridad, negando.

-¿Por qué me dolería algo, Naho?-. Pregunté, haciéndome el boludo.

Él se levantó despacio, ubicándose frente de mí. Tomó mis hombros con suavidad, hablando sonriente, de manera tal que me aterró por segundos.

-Tu cuello te delata, hermanito- palmeó mi mejilla, riendo suave-, no estoy enojado, sólo usa protección.

Seguido, me abandonó en la sala, escuché la puerta de su cuarto y de inmediato corrí al mío. Revisé mi reflejo y las marcas ya estaban moradas.

Haru, te amo, pero: hijo de puta. ¡Parece que me succionó un puto pulpo!

Hablando del Rey de Roma,mi teléfono comenzó a sonar con su tono de ringtone. Atendí mientras me tiraba a la cama, abrazando el peluche de tiburón que me regaló.

-Hola, lindo, precioso, bonito, gordi, amor mío. . . Ya te extraño, bebé -oí la risa de Sanzu al otro lado de la línea-, ¿Cómo te fue con Chuky?

-Si Nahoya te escucha llamarlo así, de seguro no te ríes para nada- dije, jugando con el mechón enrulado que caía por mi frente-, Me fue bien, va, no sé. Pudo ver como me destrozaste el cogote esta mañana.

Por unos segundos, no habló. El sonido de una puerta cerrándose resonó en su cuarto.

-¿Qué te dijo? ¿está todo bien?- cuestionó preocupado.

-Está todo bien, tranquilo. Él no dijo nada más que "usa protección"-. Recordé las vergonzosas palabras de Nahoya-, creo que ya sospechaba demasiado, iré a hablar con Naho ahora.

-Suerte, Amor. Contáme que pasó y si debo sacarnos del país e iniciar una vida en Canadá con seis perros y un hámster-. Habló riendo-. Te quiero, Souya.

-Sos un tonto, ¿Cómo decís tanta boludes a la vez?- solté una risa leve, imaginando la sonrisa en su rostro-, también te quiero, Haru. Después te llamo.