CAPÍTULO 2

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Un chisme corre igual de rápido en un vecindario que en una oficina. Bang camina por los pasillos con el mismo andar altivo mientras Minho lo sigue, éste último nota como desde los cubículos algunos le guiñan el ojo como diciéndole "así se hace, campeón" y otros lo miran con desagrado o quizá decepción. Lee se aguanta los murmullos y las miradas de burla, quizá por respeto a su jefe o quizá porque sigue demasiado confundido. Sin embargo, una vez llegan a la oficina, cierra la puerta y camina hasta el escritorio frente a su superior, quien como si nada pasara, comienza a revisar unos archivos.

- ¿Qué ocurre? -pregunta el peli negro al sentir una insistente mirada sobre él.

-Estoy esperando que me expliques qué está pasando.

-Tranquilo, te beneficiará.

-Repito, estoy esperando que me expliques qué está pasando.

-Aiber iba a ser tu jefe -dice sin apartar la mirada de los papeles.

-Ah, claro, eso explica por qué debemos casarnos.

- ¿Y cuál es el problema? Todos en la oficina saben que eres gay.

-Bisexual -corrige-. Y una cosa son mis preferencias, pero tú nunca habías hablado de las tuyas, ¿qué dirán los demás? Te comerán vivo.

-Dudo mucho que alguno de ellos se atreva a cuestionarme.

-Tienes razón, pero...

- ¿Acaso Lee Minho se estaba guardando para alguien especial? -Bang sonríe de forma burlona mientras apoya los codos sobre su escritorio.

-Quiero creer que sí, sin mencionar que es ilegal -toma asiento en una de las butacas, retirándose el sudor de la frente con el dorso de la mano.

-Que ingenuo. Buscan a terroristas, no ha personas como nosotros.

-Bang, no voy a casarme contigo -dice despacio, como si así fuera a lograr que su mensaje fuera bien recibido.

-Sí lo harás, ¿quieres saber por qué? -levanta la mirada, enfocándola en su pálido asistente-Porque tu hermoso sueño de tocar la vida de millones con tu libro está en mis manos -Minho traga saliva, abriendo los ojos por completo-. Aiber no dudará en despedirte, te lo aseguro, y los cafés, las horas extras, haber sacrificado días libres, las compras que te hice hacerme a medianoche no habrán valido la pena y tu sueño de ser escritor desaparecerá -el castaño lo escucha, respirando agitado y jugando con sus manos-. No te mortifiques, tras el plazo obligatorio, haremos un divorcio rápido, pero hasta entonces, te guste o no, tenemos que ser cómplices. Ahora, vuelve a tu trabajo, por favor.

Y sin más, Bang regresa la mirada a los papeles sobre su escritorio, ignorando la preocupación y malestar reflejado en el rostro de Minho.

**

Sus superiores le pidieron que lo hiciera legal, y eso era lo que Bang pretendía hacer, así que ese mismo día se dirigieron a las oficinas de migración. El problema era que el lugar estaba repleto, y según la percepción del peli negro, la mayoría son personas vestidas con harapos y algunas cuyo aspecto los hace lucir como exconvictos. No puede evitar verlos por sobre su hombro, es difícil que su traje de diseñador y zapatos de cuero italiano no destaquen en un sitio como ese.

Llegan a la fila que es demasiado larga, y Bang siendo el hombre exitoso y ocupado que es, le parece una buena idea y se cree con el derecho de abrirse paso, Minho lo sigue de inmediato luciendo avergonzado y pidiendo perdón en voz baja a cada uno.

-Quiero solicitar esta visa para esposo -Christopher coloca los papeles sobre el mostrador, dándole la espalda a la mujer que era la siguiente en la fila.

LA PROPUESTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora