CAPÍTULO 4

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Eunji guía el camino por uno de los pasillos de la casa, Bang no puede evitar observar todo a su alrededor, la casa completa parece estar hecha de madera y las paredes en su mayoría están revestidas de diversas fotografías.

-Y aquí... es la habitación – indica su suegra tras abrir una puerta y hacerle un gesto con la mano al pelinegro, invitándolo a pasar primero.

-Vaya...- murmura, viendo hacia todos lados. Es bastante grande, con una amplia cama al medio y una puerta de vidrio corrediza a un lado que cubre buena parte de la pared, la cual lleva a un pequeño balcón que permite una espectacular vista al lago – Es hermoso...

- ¿Y qué te parece la cama? – pregunta Felix, lanzándose al colchón y moviendo los brazos como lo haría si estuviera sobre la nieve.

-Cariño, no hagas eso – reprocha Eunji, indicándole con un movimiento que se levante mientras con la mirada le hace saber que hablarán de eso después.

Bang no puede importarle menos si un adolescente de quince años se acostó sobre la cama en la que él dormirá, sigue enfocado registrando cada detalle. Sus ojos ubican otra puerta y su lógica le dice que debe ser el baño, lo cual es perfecto, así tendrá completa privacidad.

-Y bien, ¿dónde dormirá Minho? – pregunta juntando las manos, ansioso de que lo dejen solo para poder descansar del horrible día que ha tenido.

-Ya no soy un niño, Bang – responde Felix con rostro estoico mientras lo ve directo a los ojos -. Sé que la vida real no es como los doramas.

-Lo que mi hijo quiere decir... - interrumpe Eunji, situándose detrás de su hijo menor para sujetarlo con cariño de los brazos -Es que no nos hacemos ilusiones de que ustedes dos no duerman... ya sabes, en la misma cama, por eso les escogimos la habitación con la cama más grande.

-Oh, sí, que bien... - ríe de forma nerviosa mientras se frota las manos -De todas formas, nos encanta acurrucarnos – comenta con el mismo nerviosismo en su voz -. ¿Verdad, cielo?

-Sí, claro, nos encanta... - responde Minho con ironía mientras acomoda las maletas en un rincón.

Mientras Bang aun intenta asimilar la noticia, una bola de pelos malvada irrumpe en la recamara y entre ladridos agudos se lanza contra sus piernas.

-Por Dios, por Dios, ¿qué es eso? ¿qué es eso? – se mueve de un lado a otro sin saber lo que ocurre mientras esa cosa sigue ladrando y prendida a su pantalón - ¡Minho!

-Ya... no pasa nada – el castaño lo rescata al detener el ataque, tomando en brazos al pequeño y adorable perrito.

-Una disculpa, Christopher – Eunji sonríe apenada, luego se acerca a su hijo y le hace algunos cariñitos al cachorro -. Se llama Nessy, lo rescatamos hace poco y aun estamos entrenándolo, pero te prometo que no hace daño.

-No sabía que habían adoptado un perro – comenta Minho, dejándose lamer las mejillas por el cachorro.

-Por favor, no lo dejen afuera o las águilas podrían atraparlo – agrega Felix con notable preocupación.

-No, no le hagas caso – murmura el castaño estrechando a Nessy y llenándolo de besos -, ninguna águila se llevará un perrito tan bonito. Felix solo está bromeando.

-Ah, por cierto – Eunji camina hacia un ropero que está a un lado -, aquí hay toallas y sábanas extras.

- ¡También esto! – Felix corre para sacar una frazada con diseños triviales y lanzándosela a Bang -Dicen que tiene poderes mágicos.

LA PROPUESTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora