Capítulo 5: De juicios, mudanzas y ladrillos que duelen

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Bueno, bueno, bueno! Ahora que estamos en confianza, hablemos de Las Rozas. ¿Qué? ¿No esperaras una descripción detallada con aroma a pino y sonidos de pajaritos? ¡Ja! Las Rozas es el lugar en el que aterricé después de que mis padres decidieran jugar una partida de "Juicio Final: Edición Custodia". Spoiler: no es un videojuego, aunque la banda sonora con gritos y reproches estaría de 10.

Entre confesiones, en mi lista de "Dónde me gustaría vivir", Las Rozas no estaba ni en el top 50. Pero, bueno, tampoco estaba en mi lista tener padres separados que se peleen en un con "Yo me la quedo... No, yo", pero la vida es así, siempre con esas sorpresitas.

La cosa es así: quería irme con mi madre. ¿Razones? Aparte de ese talento especial que mi padre había desarrollado para hablar con un tono que oscilaba entre "te vas a arrepentir" y "¿por qué no soy influencer todavía?", estaba el pequeño detalle de que siempre he sentido que, para él, soy como el WiFi cuando no funciona: sabe que está ahí, pero hace como si no existiera. sabe que estoy ahí, pero hace como que no. Con él, siento que necesito un megáfono y luces de neón para recordarle mi existencia. ¡Ay, papá! Si tan solo me hubieras prestado atención como a esos tutoriales de "cómo ser cool después de los 40" que tanto amas. 😅📱💔

Pasando al otro lado de la moneda, con mi madre, nuestra relación es un poco más... hollywoodense. Es como si protagonizáramos una comedia romántica, pero sin el romance: risas, lágrimas, más risas y la inevitable escena de "¡Por qué no has hecho los deberes!".

Ah, pero hay algo que destaco aún más de mi madre: la reina de los refranes y las salidas al baño. Es mi mejor amiga. Siempre está ahí para todo. Literalmente, para TODO... Excepto, claro, cuando la naturaleza la llama. Lo que sucede más a menudo de lo que te imaginas, sobre todo por las mañanas. Es como su ritual diario: levantarse, estirar los brazos, y correr al baño.

A pesar de la montaña rusa emocional que ha sido todo el tema de la custodia, sigue siendo la mujer más guapa que conozco. Vale, sí, ha cogido unos kilitos con todo el estrés (que tampoco es para menos), pero siempre dice: "El próximo lunes me pongo a dieta". Y yo, como buena hija, siempre le contesto: "¡Pues yo el próximo lunes dejo de gastarte el maquillaje!" 😜 De todas formas, con dieta o sin ella, con sus idas al baño y sus refranes místicos, no la cambiaría por nada. 🚽❤️🍔

Y ya que hablamos de cambios y de personajes en mi vida, aquí aparece "papá 2.0", el marido de mi madre, que anda rondando por mi vida desde que mis gustos culinarios incluían la plastilina. Si, ya sabes, esas coloridas y apetitosas piezas que, aunque parezcan chicles saborizados, ¡no lo son! He estado a punto de aprenderlo de la peor manera.

Bueno, con él, además de hacer mil cosas, compartimos algo mega especial: nuestra obsesión por LEGO. Pero no esos sets aburridos que armas en un respiro y que lucen como una chabola. No. Nos embarcamos en esas misiones épicas que requieren horas, paciencia, y posiblemente una pequeña terapia de pareja. Aunque, claro, cada vez que piso una pieza descalza, juro que voy a mandar esos ladrillos al quinto infierno.

Aquí viene la parte jugosa: aparte de ser un aspirante a maestro constructor de LEGO, ¡el hombre escribe! Y aquí, cuando digo "escribe", quiero decir que pone palabras en un papel, porque si hablamos de gente que lo lee... Bueno, digamos que vosotros nunca lo leerías. A veces siento que sus libros son como esas obras de arte moderno que nadie entiende: están ahí, lucen bonitos, pero la gente simplemente pasa de largo. #Bubok.NovelaNoTodoVanAserCuentosDePrincesas.

He intentado echarle una mano, compartiendo sus "obras maestras" en mis redes. Pero vamos, que ni con filtros y un montón de hashtags tipo #MejorQueElveranoQueMeEnamoré logro que nadie lo lea. Y, siendo sincera, creo que hasta mi gata tiene más seguidores que sus historias. Pero hey, no todo está perdido, porque cada vez que saca algo nuevo y lo sube al Wattpad le pregunto, "¿Y cuántos te han leído esta vez?", él, con su mejor cara de póker y esa sonrisa idiota que le sale tan bien, contesta: "Bueno, al menos tú".

Lo más loco de todo es que, entre sus planes de dominar el mundo literario y ser el nuevo J.K. Rowling (pero con barba y menos polémico), me ha prometido que algún día escribirá una novela solo para mí. Bueno, considerando su número actual de lectores, no será muy diferente a lo que ya hace, ¿verdad? 📚😂❤.

Así que sí, soy feliz aquí. Pero, como en toda buena serie adolescente, los cambios son... Bueno, raros. Imagina mudarte a un nuevo planeta donde todo parece igual, pero las pizzas no tienen piña y nadie parece encontrarle problema a eso. Eso es un cambio.

Hablando de cambios y escenarios peculiares, así es como llegué a Las Rozas, o como me gusta llamarlo: "Hollywood sin los influencers". Aquí estoy, en medio de un barrio que parece sacado de una película antigua, pero sin el efecto vintage cool. Es como si Instagram tuviera una opción de filtro "mediocre". 🎥

Desfilando por este peculiar "set", cada día es como un episodio de un reality de chismes descafeinado. A falta de "Los juegos del hambre", aquí la gente compite por cosas igual de relevantes, como quién lleva las zapatillas que más brillan en la oscuridad o quién tiene la historia más "interesante" sobre ese aguacate orgánico que compró en el mercado. 🥑💥

Sumándome a esta extraña travesía, el centro comercial parece una máquina del tiempo que se quedó sin pilas en 2005. Hay tiendas que, honestamente, parecen el almacén de objetos perdidos de una máquina del tiempo. Y la tienda de música que, lo juro por mi último challenge de TikTok, ¡aún vende CDs! ¿Quién aún escucha CDs? Probablemente la misma gente que usa teléfonos con cables. 🎮

A pesar de este entorno insólito, el ambiente tiene su encanto. Las mamás aquí parecen salidas de una revista "Yoga y cafés gourmet". Y los de mi edad... Bueno, digamos que sus "skills" son hacer challenges en plena calle y esperar convertirse en el próximo viral de IG. 😅📸

Mientras el exterior es una mezcla de peculiaridades, mi habitación, por otro lado, es el VIP lounge de esta odisea. Con una mancha en el techo que podría ser una constelación, o quizás una representación artística de mis dotes en la cocina. La decoración es única, como si Pinterest y una tienda de segunda mano tuvieran un bebé. 🌌Y mi escritorio es mi cuartel general. No solo para esas tareas que misteriosamente se hacen solas, sino el centro creativo donde mi bolígrafo se desata entre teorías conspirativas y listas de "Cosas que nunca, jamás haré en público" (spoiler: la lista crece). 😅📖

Dentro de este universo llamado Las Rozas, aunque no sea exactamente el escenario de mis sueños adolescentes, mi habitación es la estrella de mi show. Es el rincón donde, sin duda, cada objeto y cada recuerdo se transforma en una historia digna de compartir. 🛏️🚀🌍.

Y aquí estoy, superando juicios y mudanzas, mientras navego entre piezas de LEGO, sin perder nunca ese toque de humor negro tan mío, porque, después de todo, ¿qué sería de la vida sin un poco de ironía? Y como dice esa frase célebre que acabo de inventar: "A veces la vida te da limones... y otras veces te lanza un ladrillo de LEGO". 🍋🧱😂

PD desde el Limbo Adolescente:

Querido Universo (y Mundo Adulto),

No recuerdo haber marcado la casilla que decía "quiero una adolescencia llena de juicios y mudanzas" cuando envié mi formulario de destino. ¡Ey! Estaba esperando más espinillas y dramas de amor efímero. Pero bueno, ¿quién soy yo para quejarme? Sólo la víctima de tus bromas cósmicas. La próxima vez, envíame un spoiler, ¿sí? En serio. Así me preparo con palomitas.

Con amor (y un suspiro profundo), Pau 😔🏛📦

Simplemente PauDonde viven las historias. Descúbrelo ahora