Capítulo 14: Retorno al abismo del tiempo.

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La medianoche era un velo de misterio que envolvía mi habitación 🌌, con las velas parpadeando como estrellas cautivas ✨, cera derretida deslizándose como lágrimas de luz 💧 sobre el antiguo tocador. Preparada para la ceremonia de un viaje sin retorno 🚪🌀, mis dedos rozaron la fotografía 📸, el catalizador de una odisea entre lo real y lo imposible.

Respiré hondo, dejando que la penumbra me susurrara sus secretos 🤫. Y allí estaba yo, de nuevo en ese otro mundo 🌍, pero ya no como mera espectadora 👀, sino viviendo en la piel de la chica misteriosa 👧, sintiendo su pulso en mis venas 💗, su ansiedad en mi pecho 😧, su historia entretejiendo la mía 🧵.

El paisaje había cambiado drásticamente. La playa alegre y soleada dio paso a un bosque susurrante, teñido de sombras y presagios. Y en esa penumbra, la vi a ella -a mí, en ese trance- huyendo, con el corazón en un puño y el miedo en cada respiración.

Sin embargo, antes del terror que vendría, hubo un momento de ardiente pasión. Lo sentí cuando Él apareció entre los árboles, Daniel, tan real como la última vez que lo vi. Nuestros ojos se encontraron y todo lo demás se desvaneció; el tiempo, el espacio, el peligro latente. Había un magnetismo entre nosotros que desafiaba la lógica, un hilo de destino que nos unía irremediablemente.

Él avanzó hacia mí con la determinación de quien ha decidido desafiar al mismo universo. Sus manos me encontraron con una mezcla de ternura y urgencia, y mi piel ardía bajo su tacto como si cada célula despertara al contacto. Y cuando sus labios reclamaron los míos, el mundo se redujo a la dulce tormenta de esa unión.

El beso fue un cataclismo de sensaciones 💥, un choque de almas que se buscaban a través de eones 👁️✨, que se reconocían en medio de la confusión de realidades superpuestas. Era la luz en la oscuridad 🔦, la respuesta sin pregunta ❓➡️❗, un sello que nos marcaba más allá de la carne y el tiempo ⏳🌌. Por un instante, la pasión nos envolvió ❤️‍🔥, nos alejó de la tragedia inminente 🚫🎭, nos prometió un siempre en un instante ⏱️💞.

Pero la felicidad es efímera en los cuentos con tintes de sombra. El clamor de un peligro invisible nos alcanzó, quebrando el hechizo. El bosque cobró vida, los árboles se convirtieron en carceleros y el cielo en un testigo silencioso de la persecución.

El grito de Daniel me sacó de mi trance, y supe que debíamos correr. La adrenalina se mezcló con el eco de sus palabras de amor, mientras mis pies volaban sobre la tierra húmeda y traicionera. La persecución era una sinfonía de terror, y en ese concierto, la esperanza de escapar se diluía como niebla al amanecer.

Corrimos hasta que los pulmones ardieron, hasta que la oscuridad nos robó toda orientación. Y justo cuando la entidad que nos acechaba estaba a punto de devorarnos con su maldad, justo cuando su sombra se cernía sobre nosotros, el lazo entre las dos realidades se tensó y me arrancó del mundo de la fotografía.

El salto me devolvió a mi habitación, con el corazón desbocado y la mente en tumulto 🌀💓. Las velas, casi consumidas, agonizaban en su lecho de cera 🕯️😵. Me quedé allí, tiritando 🥶, con el sabor del beso de Daniel aún en mis labios 💋 y el terror de la caza vibrando en mis huesos 🦴😨.

Tenía que entender, tenía que saber 🕵️‍♀️🤔. ¿Quién era Daniel? ❓🧔 ¿Y qué era esa sombra que convertía el amor en desesperación? 🖤➡️💔 Con esas preguntas ardiendo en mi alma 🔥👻, me prometí que encontraría las respuestas, aunque para ello tuviera que enfrentarme al abismo una y otra vez 🕳️👁️. La chica de la fotografía y yo, estábamos unidas por un destino escrito en el tiempo ⏳👭, y yo estaba decidida a leer hasta la última página 📖💡.

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