Los días pasaron como el viento de otoño en las afueras de Seúl. El pueblo era pequeño, las casas se alejaban una a otra por hectáreas de tierra, pues la mayor parte eran granjas y graneros.
Dongmin jamás se imaginó vivir en un lugar así, no era su sueño o si quiera su meta, le parecía anticuado que aún existieran sitios así. De hecho tuvo unas cuantas peleas con su alfa respecto a vivir en la granja, pero Bin insistió. Los embarazos en omegas varones eran complicados y debían ser bien tratados.
Una vez Dongmin vio la hermosura del lugar que era la granja a la que habían nombrado "Eroda". El aire limpio y el paisaje de los campos eran incomparables con los que alguna vez había visto. El verde de las praderas con el café amarillento de las montañas, junto al cielo azulado le traían una paz que jamás había sentido. Ya no oír el sonido de los automóviles ni el sonido matutino de la ciudad, le daban una tranquilidad inmensa que prefería seguir teniendo.
Bin lo miró desde el umbral de la puerta, sonreía como idiota, viendo como Dongmin amamantaba a su hijo.
Ambos habían acordado que cada vez que Dongmin diera de comer a Sanha, Moon debía salir de la casa o irse a otra habitación. Los dos estaban al tanto que el alfa era una bestia incontrolable, suficiente tuvo con la vez que vio como se le formaba una erección a Bin la vez que se destapó los pezones en frente de él, para extraer la leche que sobraba cada noche.
—Aunque no lo creas, te estoy viendo. Sal ahora mismo o voy a castrarte —dijo el ojiverde, mientras cubría sus pezones, levantando a su hijo para que este eructara.
—Me voy.
💼
—¿No crees que deberíamos darle un hermanito a Sanha? —las manos del alfa se colocaron por encima el trasero del rizado, acariciando la zona.
Dongmin que se dedicaba a leer uno de los libros de botánica que había pedido por internet, levantó más sus muslos para que las manos de su alfa acapararan mejor su trasero.
—Dijimos que cuando Sanha cumpliera dos años —recordó a su alfa.
—Solo faltan tres meses -sus manos se movieron a las caderas del omega, bajando el pantalón del pijama azul que vestían en conjunto—. Podemos comenzar a crearlo -susurró sobre el oído del rizado, mientras bajaba su cremallera.
—Dejaste de usar el condón hace un mes —dijo Dongmin, quitándose su camisón.
—Y tú no has tomado las pastillas desde hace dos.
Sentía las gotas del pre semen escurrirse en su piel, ya caliente por el manoseo descarado de su alfa.
—Tu lubricante está saliendo como agua.
—Mételo... Alfa.
—¿Meter qué? —dijo lascivo el ojiazul, introduciendo un par de dedos en la entrada rojiza y resbaladiza de Dongmin.
—¡Ahh!
—¡Agj! Dime... ¿Meter qué? —dijo, ya recostado sobre el cuerpo de su omega boca abajo del sillón de la sala. Lamió el lóbulo de la oreja del rizado, sacando e introduciendo los dedos en la entrada de su omega.
—Tu polla... ¡Esa mierda que tienes entre tus piernas que parece una culebra!
—Siempre tan sutil —no tardó más en meter su hombría en la entrada de su omega.
—¡Bin!
💼
—¡Y no sabes, Dongmin! Jinwoo es un maldito, dijo que no se casaría conmigo si volvía a llamar a ese alfa del club —Myungjun y sus historias triviales de cómo es que Park lo había desvirgado por segunda vez, según él—. Yo solo le llamé porque olvidé mi bufanda. ¡Escuchas! Mi-bu-fan-da —dijo lentamente.
—¿Jinwoo está ahí, verdad? —dijo Dongmin, acomodando su teléfono entre su oreja y hombro para levantar a Sanha de su carriola.
—Si, me ve como si lo hubiera engañado.
—Bueno, Myungjun. Arregla tus problemas maritales con JInwoo, debo bañar a Sanha.
—Dile que lo amo.
—Si, si. Adiós.
—¡Diooo! ¡Tío! —gritó el pequeño Sanha sobre el otro hombro de Dongmin.
💼
Sanha besó los párpados de su madre antes de que este lo acomodará en su cuna.
—Te amo, ama.
—Si, mi vida. Yo también te amo, duerme, cariño —le dijo a su pequeño, mientras besaba su cabellera castaña.
—Chao, manito.
Sanha se despidió, dando un beso sutil al vientre abultado de su madre.
💼
La vida es como una ruleta rusa de emociones y sentimientos que se remueven en nuestro día a día.
Hay momentos únicos en nuestras vidas que si no los aprovechamos o retenemos un poco para nuestro disfrute sería un desperdicio de oportunidad. Pocos lo aprovechan y muchos lo derrochan, es una tragedia del destino, pero un realidad al mismo tiempo.
Bin aprovechó lo que vio bajo el brillante cielo de una hermosa tarde. A ese omega de hermosos ojos verdes y hoyuelos en su rostro. Lo retuvo hasta donde pudo para hacerlo suyo por fin, en paz y sin molestias. No hizo falta más de un año para que lo amara por completo.
Es y lo hizo feliz. Son felices.
Eso es lo que brinda un destino correcto con la persona correcta, en la vida correcta.
Fin.

ESTÁS LEYENDO
Headline | Binwoo
Fiksi Penggemar"La vida es un viaje lleno de sorpresas, giros inesperados y momentos que nos cambian para siempre." Moon Bin es un magnate dueño de una de las empresas de cosméticos más importantes de Corea y obviamente es un alfa, como todas las personas con pode...