Izuku en Danmachi

V

.— Aiz se tranquilizó todo lo que pudo, y después de unos minutos, se sentó al lado de la peli-verde, respirando profundo mientras se le cortaba la respiración, sollozando ligeramente .—

Aiz— Lo que pasa, Riveria, es que él...ya demostró demasiada superioridad ante mí, ¿qué les queda a los demás, sin ofender, ah? Eso...eso me da miedo .—pronunció cabizbaja.— Pensar que alguien no tenga el poder suficiente como para derrotarlo me pone los pelos de punta.

Riveria— ¿Por qué estás tan segura de eso? Ese monstruo, ¿hizo alguna hazaña tan grande...? Sabes que pueden contarme lo que sea .—acarició tiernamente la mejilla de la rubia.—

Aiz— Pues...algo así como para quedar loco, no, pero...ehm, no puedo explicarlo... .—pensó en voz alta.— Muchos aventureros de primers clase tienen ese instinto que los obliga a retroceder ante enemigos muy fuertes, ¿no...? ¿Te acuerdas que te dije que yo no tenía tal instinto? Que yo me guiaba por lo que veía y mi reacción simplemente...bueno, parece que sí tengo ese instinto inconsciente, y me agudizó demaciado los sentidos .—explicó.—

Riveria— ¿Tu instinto te dejó en shock?

Aiz— No voy a negar que haya demostrado superioridad tanto física, mágica y mental ante mí es una cosa a destacar, pero, le voy a agradecer, ya que ahora tengo muchas cosas en las cuales pensar .—agregó con serenidad.— Y no, no estaba en shock, simplemente me...bloqueé mentalmente...

Riveria— Aiz, eso es...lo mismo...

.— La puerta se azotó fuertemente, y de ella se mostró en perfecta preocupación al famoso albino conocido como Bell, el cual mantenía una mirada sería y estoica, a su vez que sangre recorría de sus brazos—unos cortes finos, sin nada más importante qué recalcar— .—

Aiz— Bell

Riveria— ¿Mocoso?

Bell— ¡Aiz! ¡Estás bien! .—exclamó con felicidad el chico.— Pensé que algo más grave te había pasado...

Aiz— Sí, bueno...¿cómo entraste? .—preguntó realmente preocupada.—

Bell— Digamos que tuve que esquivar alguno que otro ataque mágico, ¿no? Pero todo sea por mi novia, ¿creo? Jeje... .—se rascó la nuca con una gota de sudor cómica en la cien.—

Riveria— ¿A-Ah? ¿Aiz, no tienes algunas cosas que explicarme? .—cuestionó con intriga mientras cerrada la puerta.—

.— Tal parece ser que, en los últimos meses de entrenamiento en la torre, los dos tortolitos habían estado acercándose tanto que llegó un momento en dónde no pudieron retener más esos sentimientos románticos que sentían por el otro, asimismo de fácil, tuvieron que ocultar esa relación de la opinión pública debido a axiomáticas razones—axioma: enunciado tan evidente que se considera que no requiere demostración—.
   Por el mismo lado, Bell es alguien muy fuerte y rápido a la hora de crecer, así que poco o nada podían hacer los guardias generales de la mansión crepúsculo sin la ayuda de los más fuertes; mucha suerte tuvo, porque sino no hubiera podido ni asomar la presencia siquiera .—

Riveria— Entiendo...no puedo decir que estoy de acuerdo, pero tomando en cuenta las circunstancias, y de la irresponsabilidad de Finn, ni él ni yo tenemos derecho a meternos en tu vida .—tomó la mano de su hija.— ¿Entiendes eso, verdad, Aiz? Yo te doy la confianza, y tú me la das también...creo que estamos de acuerdo en que lo más importante no es esto, ¿verdad, Little Rockie?

Bell— ¡Así es, esto se resolverá en otro momento! Necesito... ¡Necesitamos saber qué pasó realmente! Porque acá dicen una cosa, y por allá dicen otra .—contó con preocupación.—