Respira

17 0 0
                                    

Tranquilo, ¿Por qué vas con tanta prisa?

Tu rostro arrugado levemente del entrecejo me dice que estas disgustado, ¿Por qué? ¿Quién te lastimó? Para que ahora vivas como si no hubiera un mañana y no precisamente en el buen sentido. Estas corriendo, como si el camino se desvaneciera entre tus pies.

¿Te has abrazado hoy?

¿Te has dicho que te amas hoy?

No lo has hecho verdad y no solo ahora, llevas mucho tiempo obsequiando tu ser a otros y mezquinándotelo a ti mismo.

¿Eres feliz? Que pregunta tan desproporcional pensarás. Obligatoriamente tuve que hacértela, porque es la única forma para que despiertes, para que corras, pero no contra el tiempo si no contra eso que te lastima.

No te juzgo, te entiendo, porque yo también corría desesperadamente a los brazos que causaban mi ansiedad, pero a la vez la calmaban, ¿Cómo huir de un sitio que es tu bien y tu mal a la vez?

Es muy difícil hacerlo, cuando estás ahí te parece imposible; pero créeme las cosas no mejorarán, al contrario, se irán desmoronando con cada intento que hagas, o si no se desmorona la situación (que lo hará) te desmoronaras tú, te rendirás tú, te quedaras en el vacío TÚ.

I

—Mira, dijo que las cosas serán diferentes que su amor por mí es más grande que cualquier problema. —Apunté con entusiasmo mientras señalaba con el dedo la notificación entrante de mi celular.

Carmen solo me observó con un poco de lastima. —¿Cuántas veces te ha dicho eso?

No supe que responder, me enfurecí.

¿Acaso no podía verme feliz con Miguel?

¿Por qué no podía alegrarse conmigo?

Me levanté de la cama con molestia y cerré la puerta de golpe, a veces las personas no logran entender que el amor cambia a las personas.

Llegué a mi casa y comencé a intercambiar mensajes con Miguel, fue una maravilla conversar con él, hablamos sobre nuestro futuro y lo hermoso que sería cuando por fin nos mudáramos a Boston en otoño.

Me fui a dormir pasadas las 3:00am con el corazón saltando de felicidad, hacía mucho tiempo en que no hablaba con él, hacía mucho que no me dirigía la palabra; de alguna manera eso me hizo pensar en Carmen, cuando hizo alusión a las supuestas falsas promesas de Miguel.

II

—Estar contigo le da sentido a mi vida, te necesito para ser feliz. —Dijo Miguel mientras le daba un sorbo a su café helado.

Me sentía de maravilla, saber que él me necesitaba llenaba de alegría todo mi ser, es que ese es el verdadero sentido de una relación, necesitar para permanecer.

—También yo te necesito, Miguel. —Repetí sonriéndole abiertamente.

Esa tarde caminamos más de lo acostumbrado, dentro de mí sabía que no estaba lista para soltarlo, que todavía me quedaban unos días a su lado, que aun podía rescatar lo que por tanto tiempo habíamos construido.

III

—Juro que no lo entiendo, tú leíste el mensaje conmigo, tú escuchaste como estuvo nuestra cita del viernes.

Carmen suspiró muy profundo. —No quisiera utilizar esa frase porque sonaría como si estuviese culpándote, pero te lo dije, sus promesas se quedarían en eso en simples palabras.

No me hacía sentir mejor lo que ella estaba emitiendo, pero lamentablemente tenía razón. Miguel era un mar de incertidumbre.

—Sé lo difícil que es aceptar que alguien ya no estará en tu vida; sobre todo cuando piensas en que no habrán más noches de películas, que no habrá más un futuro que los involucre a ambos, que no habrá nada en común que los mantenga juntos...

Amor hacía dentro✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora