Kurt POV.

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—¡Abajo!

Me encuentro con la mirada del Malvado. El usurpador. Primero, confisco a mi humana y la proclamo suya. Luego, tomo mi lugar en su cama. Y ahora pretende dictarme donde debo o no debo escalar. Camino hacia el extremo opuesto de la mesa del comedor y planto mi trasero en los periodicos que esta leyendo.

—Milene—Dice sin romper el contacto visual—Tu animal esta sentado en mis contratos. Necesito que lo quites.

—Estas dirigiendo un imperio criminal, Salvatore. Estoy segura de que eres capaz de menospreciar a Kurt tu mismo

El Malvado baja la cabeza y se acerca a mi cara—Muevete.

Me inclino ligeramente hacia atras y trato de mantener su mirada. Me las arreglo durante cinco segundos completos antes de ceder. Al liberarme de sus preciosos contratos, salto al suelo, pero me aseguro de que mi cola lo golpee en su cara con el ceño fruncido en el proceso. Podria haber ganado esta batalla, pero no la guerra.

Ya revise el nuevo sofa que compro ayer. Ordeno a la criada que lo rociara con esencia de limoncillo. Alguien ha estado buscando en Google repelentes para gatos ¡Ja! Como si fuera a servir de algo. Esa mierda se evapora en aproximadamente un dia, como maximo. La tapiceria del nuevo sofa es de primera. Perfecto para afilar las uñas.

Mientras troto por la sala de estar, mis ojos se centran en el bulto de piel naranja visible  en la cocina. Oh, Riggs el Reemplazo. Que interesante. Cambio mi rumbo y, bajando mi cuerpo al suelo, empiezo a acercarme sigilosamente.

Cuando Milene trajo esa cosa hace un par de meses, me hizo sentir muy traicionado. Se comio mi comida, trato de ocupar mi lugar para dormir en el sillon reclinable e incluso uso mi caja de arena. Parecía que Milene queria reemplazarme. ¡A mi! ¡Nadie puede reemplazarme! Pero luego me di cuenta de que Milene probablemente acogió a Riggs porque sentia lastima por el idiota.

No sabe jugar, es incapaz de conseguir comida por si mismo y duerme la mayor parte del tiempo. El pobre bastardo no aguantaría ni un dia en la calle. Entonces le permitir quedarse. Pero hay limites. No voy a hacer mis necesidades en la caja de arena donde otra persona orina, y me asegure de que Milene lo entendiera.

Hice caca en el suelo junto a ella hasta que ella recibió la nota y compro la segunda caja de arena. Era nuevo, brillante y grande. Lo reclame para mi, por supuesto.

Cuando estoy a solo unos pasos detras de Riggs el Reemplazo, cargo. Ni siquiera se da cuenta que voy. Me abalanzo sobre el, agarrando su cuerpo sarnoso con mis cuatro patas y entierro mis dientes en el pelaje de su cuello. El aulla y comienza a destrozar, pero no lo suelto. No entiendo por que no coopera tanto. Solo intento jugar.

—¡Kurt!—Milene grita detras de mi.

De mala gana, libero a Riggs el Remplazo. No importa. De todos modos, ese gato es una causa perdida. Todavia vomita pelo una vez a la semana porque no quiere comer esa pasta pegajosa que Milene sigue intentando darle. Quiero decir, ¿no tiene ningun respeto por si mismo?

Salto sobre el mostrador y lo recorro a lo largo, rozando el costado con la maquina de cafe. Hace cosquilla. Lo hago unas cuantas veces mas. Cuando llego al frigorifico, salto encima y examino mi territorio. El malvado sigue sentado a la mesa del comedor, hojeando sus periodicos. El Reemplazo se esconde debajo del sofa. En el rincon mas alejado del salon, Ada, el ama de llaves, cuelga las cortinas nuevas. Esta vez los consiguieron cortos, que llegan justo debajo de las ventanas, por lo que sera mas dificil subirlos. Debe haber sido idea del Malvado. Ese siempre intenta sabotear me.

Mientras me acomodo en mi percha y pienso en tomar una siesta, el olor a carne carbonizada invade mis fosas nasales. Miro hacia la estufa. Milene puso un sarten en el fuego, pero parece ocupada limpiando el pelo que deje en la maquina de cafe. ¡Pelotas de perro! Pense que el Malvado le prohibido acercarse a la estufa. Esa mujer es incapaz de preparar comida. Hizo galletas el fin de semana pasado. Robe uno y jugué con el en la cocina. La cosa era tan dura que no rompió ni siquiera cuando la lance contra la pared. Pense que tiraría todo el lote a la basura, pero no. Le llevo el plato al Malvado y le hizo commer dos de las llamadas golosinas. Casi senti pena por el. Casi.

El olor a comida quemada se esta volviendo insoportable. Mi nariz es demasiado sensible para esa mierda, asi que dejo el lugar en mi torre de vigilancia y me dirijo a sala de estar, rozando mi flanco con la pierna del Malvado cuando lo paso. Me tumbo en medio de una gruesa alfombra persa y mira el arbol de Navidad en la esquina. Intente escalarlo dos veces esta mañana, pero Milene vio lo que estaba haciendo y me ahuyento con un trapo de cocina. Ella grito mucho, pero se que fue solo por el Malvado. Ella encuentra adorable mis travesuras.

Con otra mirada al arbol de Navidad, me pongo de espalda y cierro los ojos. No importa. Como en todo lo demas, me destaco por ser paciente.

                             ***

Respiración fuerte. Un gemido. Alguien grita. Abro el ojo y observo lo que me rodea. Ha oscurecido, pero la luz de la cocina arroja un brillo amarillento sobre la escena que ocurre en el comedor. Milene esta tirada sobre la mesa. Desnuda. El Malvado esta sentado en un silla frente a ella, con la cara enterrada entre piernas. ¡Oh, por Dios, no estas solo aqui! Exhibicionistas. Tendre que limpiarme los ojos despues de ver esto.

Ayer los pille haciéndolo en el sofa, y antes, en la encimera de la cocina ¡Eso no es sanitario, idiotas! Y no me hagas hablar de lo que sucede durante la noche. Gruñendo. Crujido de madera. Maullido. Cabecera golpeando contra la pared. Estallido. Estallido. Empecé a dormir en el maldito fregadero de la cocina. ¿Que carajos les pasa a ustedes? ¿Estan tratando de matarse entre si o es esta su idea de aparearse? Jesus.

Me levanto, inclino la espalda y luego estiro el cuerpo antes de alejarme de este festival de calor cuando mis ojos se fijan nuevamente en el árbol de Navidad en la esquina. Llega casi hasta el techo, lleno de grandes objetos redondos y docenas de pequeñas cosas brillantes por todas partes. Una mirada hacia el comedor confirma que los dos humanos todavia estan ocupados. Perfectos. Me concentro en la gran bola brillante que cuelga en la parte superior, y luego corro.

Salto a la mesa de cafe, luego salto hacia la rama justo debajo de la hermosa bola. ¡Si!

El arbol comienza a inclinarse hacia un lado. ¡Usp! Me aferro a las ramas por mi vida mientras todo sigue cayendo. ¡No no no!

¡Crack!

Un silencio absoluto desciende durante unos breves segundos. Me agacho entre la maraña de ramas de arboles y adornos rotos. Quizas nose hayan dado cuenta.

—Voy a estrangular a ese gato, Milene.

Mierda.

Neva Altaj Bonus Scenes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora