Daddy Mikhail.

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BIANCA

-Pero, mamá... -Lena gimotea mientras se tira del pelo-. Me lo va a estropear todo. Otra vez.

-No te preocupes. He hablado con tu padre y me ha prometido que esta vez se comportará -le digo por señas y acaricio su mejilla.

-¿En serio? ¿Como se comportó con Noah?

Oh. Esa fue mala. El tipo mencionó el culo de Lena delante de Mikhail.

-Quité todos los cuchillos de la cocina -le digo-. Y sus armas están escondidas detrás de los artículos de limpieza en el armario del baño. No tienes de qué preocuparte.

-Me gusta mucho este chico, mamá. ¿No puedes hacer algo como encerrar a papá en el dormitorio hasta que nos vayamos?

-No creo que eso funcione, cielo.

-¡Uf! No sé por qué se le va la olla cada vez que quiero tener una cita.

-Ya conoces a tu padre. Tiene miedo a que te hagan daño, así que sólo quiere conocer al chico para asegurarse que será amable contigo. ¿Recuerdas cómo se enfadó cuando lloraste durante días porque el chico tiró tu nota de amor?

-¡Tenía siete años!

-Lo sé. Pero no puede olvidarlo.

Lena se deja caer en la cama y se tapa los ojos con las manos.

-¿Sabes que los chicos del colegio dejaron de pedirme salir? Rara vez me hablan porque tienen miedo que alguien lo vea y se lo cuente a papá. -Sacude la cabeza y me mira con expresión exasperada-. Nunca voy a tener novio.

-Por supuesto que lo tendrás. Tu padre sólo quiere asegurarse que los chicos te traten como te mereces. -Tomo asiento a su lado-. Hablarán un rato y luego los dos podéis ir a vuestra cita. Todo va a salir bi...

¡Crash!

Lena levanta la cabeza.

-¿Qué fue eso?

El golpeteo de pies corriendo, seguido del portazo de la puerta principal, reverbera por las paredes.

-¡Voy a matarlo! - grita Lena y salta de la cama, atravesando su habitación. Abre la puerta y corre hacia el salón, mientras yo le sigo los pasos.

Mikhail está en el sofá, sorbiendo su café. La lámpara que hay junto al sillón está tirada en el suelo, con trozos de cristal rotos esparcidos por todas partes. Lena se detiene frente a Mikhail y lo mira fijamente.

-¿Dónde está Jeff, papá?

-De repente recordó que había algo que tenía que hacer, así que se fue -dice mi marido.

-¿Ah, sí? -Lena se lleva las manos a la cadera-. ¿Y no le has hecho nada?

-No le he puesto un dedo encima, zayka. Ten cuidado.

Mikhail se levanta y rodea la cintura de Lena con el brazo, levantándola. Luego se vuelve hacia mí, me coge con el otro brazo y nos carga a ambas por encima de la alfombra iluminada por el cristal.

-¿Qué le ha pasado a la lámpara, cariño? -le señalo cuando nos deja en el suelo.

-Jeff la tiró al salir. Tenía prisa.

-¡Me pregunto por qué! -gruñe Lena-. ¿Amenazaste con sacarle la espina dorsal por la boca? ¿O era otra cosa esta vez?

-Por supuesto que no, Lenochka -sonríe Mikhail-. Solo hablamos. Nada más.

-¿Hablamos? -Ella entrecierra los ojos-. ¿Sobre qué?

-Aficiones.

-Tú no tienes aficiones, papá.

-Sí que tengo.

Agarro la mano de mi marido y la aprieto. No vamos a ir por ahí.

-¿Ah, sí? -sonríe Lena-. ¿Cómo qué?

Mikhail me mira y sonríe.

-Golf.

MIKHAIL

10 minutos antes

-Siéntate, Jeff. -Hago un gesto con la cabeza hacia el sillón reclinable y me siento en el sofá frente a nuestro invitado. El chico lanza una fugaz mirada a la puerta principal y luego se sienta lentamente.

-¿Lena está lista?

-Necesita cinco minutos más -digo y cojo mi taza de café-. Dime, Jeff, ¿cuántos años tienes?

-Diecisiete.

-¿Diecisiete? Eres mucho mayor que mi hija.

-Pero. . . Lena tiene dieciséis.

-Exacto. -Lo observo, fijándome en sus vaqueros y su camisa a cuadros. A primera vista, parece un buen chico. Pero no trajo flores-. ¿Qué haces en la vida, Jeff?

-Umm... Voy al instituto.

-¿Tus notas son buenas?

-Bueno... están bien, supongo. -Se revuelve en su asiento y hace todo lo posible por centrar sus ojos en mi pecho, pero su mirada se desvía una y otra vez hacia mi parche y las cicatrices de mi rostro-. ¿Y a qué se dedica, Sr. Orlov?

-Trabajo con personas.

-¿Con gente? Eso está bien. ¿Algo como... atención al cliente?

-Servicios funerarios, en realidad.

Sus ojos se abren enormemente.

-¿Es enterrador?

-En realidad no, Jeff. Digamos que me aseguro para que las funerarias tengan un suministro constante de. . . clientes. Me gusta apoyar a las pequeñas empresas.

-¡Oh! ¿Encuentra muertos para ellos? Umm... ¿Cómo funciona eso?

Dejo la taza en la mesita y me reclino, extendiendo los brazos sobre el respaldo del sofá.

-¿Quieres saber más sobre la parte técnica?

-Supongo.

-Bien, en el último trabajo, apuñale al hombre en el estómago, golpeándole el bazo. Las heridas en el estómago no son tan mortales como la gente cree, pero teniendo en cuenta que ya llevaba tres horas sangrando, funcionó. Si quieres matar a alguien rápidamente, mi consejo es que apuntes a la base del cráneo o a la garganta. La arteria femoral también es una opción excelente.

El chico parpadea dos veces y salta del sillón, golpeando la lámpara de pie con el codo. Esta se tambalea un par de veces, pero al final vence la gravedad. Jeff ya está a medio camino de la puerta principal cuando la lámpara se hace pedazos. Dos segundos después, la puerta se cierra a su paso.

Cojo mi taza de café y bebo un sorbo.

Nadie lleva a mi hija a una cita sin traerle flores.

Neva Altaj Bonus Scenes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora