44. Determinación

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(Talia)

Ese entrenamiento es demasiado, no deberíamos ejercer tanta presión sobre ellos.
Pero, sino lo hacemos jamás van a llegar a nuestro nivel.
Les había impuesto una dieta. No podían ingerir azucar, las harinas eran controladas y los platos tenían que tener la mayor cantidad de colores posibles.
Habíamos empezado tranquilos. Todas las mañanas corríamos como hacíamos en los entrenamientos. Pero después de una semana, habíamos empezado a correr con peso e ir al gimnasio dos veces a la semana. Corríamos, levantabamos pesas y comiamos sano. Mei y Alex se sentaban arriba de ambos mientras hacían sentadillas. Los hacía estar expuestos al frio del aire libre.  Los hice dormir afuera al interperie y los había puesto en sobre una rutina de tomarlos desprevenidos y mandarlos a correr una cantidad inmunda de kilometros.
Al principio hubieron quejas y bromas, pero al ver después que sino cumplían el castigo de los venenos era muy enserio, empezaron a calmarse y a autoexigirse. Los estaba volviendo unos soldados en un regimen bastante desquiciado.
Pero esto era el preludio para lo que se venía.

Admito que nunca necesité guardaespaldas, conmigo siempre había sido suficiente. Podía derrotar a un ejército por mi misma, no tenía por que llevar más personas conmigo.
Y si bien todo era verdad, quería que tanto Max como Dan se enfrentaran a diferentes situaciones. Podían ser unas bestias capaces de soportar muchas cosas, de vencer a un batallón. Pero no serían capaces de vencer un ejército por separado y eso es justamente lo que tenía que lograr en el menor tiempo posible. Asi que empezaríamos por algo estúpido por lo que yo había pasado a una corta edad, pero que me había servido para recordarme que sin mis poderes podía llegar a ser nada.

-Bien mis muchachos necesitan que alguien les de una paliza.

Abrí la puerta de forma abrupta, que nos llevaba directamente al salón donde se hacían las apuestas de pelea y grité como una asquerosa fueai.
En el centro se estaba desarrollando una acalorada batalla que podías ver detras de unas barandas, al ser un pozo y presenciar todo desde arriba, hacía que te sintieras mejor que esa basura que luchaba allá abajo.
Por el ruido que hice al entrar todos pararon lo que hacían para prestarme atención, me crucé de brazos y los miré.
Dudo muchisimo que hayan visto algo más intimidante que nosotros.

-Lims se ha dignado a aparecer después de tanto tiempo

Jack Wyland en persona dándome la bienvenida.

- Y traigo carne fresca para que la devoren en modo de disculpas - le sonreí a ese viejo fortachón que en sus mejores años había sido un gran luchador

Dió un paso hacia nosotros e intuitivamente los chicos se pusieron delante para protegerme y hacerle saber al hombre que Talia Lims no estaba sola.
No era necesario, pero después de tantos años se habían acostumbrado a ser más que el mundo humano y a hacerse respetar por todos.

La sed de sangre que compartían siempre era algo que no podían controlar.

Moví la mano indicando que se movieran, obedecieron al instante aún manteniendo cara de desagrado.

Se habían criado como puros y la raza humana, almenos en Max, siempre había sido algo con lo que jugar.

-Veo que tienes dos alfas listos para luchar

Me abrazó y dejé que lo hiciera. Ese infeliz me conocía desde pequeña, desde que mi madre me había tirado a los lobos para ver si era digna de dirigir a una manada.

-Siempre serás bienvenida, Talia

Bueno tenia que admitir que en parte también el tipo me gustaba.

Seguia siendo caliente

Le di un abrazo intenso, de esos que hacen que cualquiera se estremezca. Con un beso en el cuello cerre el trato y soltandome un poco de su agarre, sonreí con arrogancia

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⏰ Última actualización: Nov 02, 2023 ⏰

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