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• Narrador omnisciente
Entonces la luz del mundo se había apagado y afuera sólo había un sol radiante que te quemaba la piel y volvía loca.....
La vida de esos jovenes apenas estaba comenzado, su cuerpo revivía otra vez, pero en cambio recibirían dolor.
Los toques fuertes de la puerta sonaba como martillos, fuertes y desesperante. Eso era el proposito.
El guardia golpeaba la puerta de las dos sujetos, la vida cambio su identidad y las llamaban por sujetos, eso era la regla, aunque con tantos niños lo olvidarían.
Los ojos azules de Teresa se abrieron despacio mostrando sus parpados, la sencillez de unos ojos como el oceano, se cubrió con la manta lazando maldiciones. Los toques volvían a ser mas fuertes, se preguntaba por que la castaña no se levantaba, pero no era su responsabilidad.
Se sento en la cama sintiendo el frio, sus pies descubiertos y un piso helado, miro al alrededor pensado que iba a encontrar a su madre con esa sonrisa que siempre la despertaba, con eso amor que la levantaba cada mañana, pero solo encontro una habitacion blanca y con la presencia de la castaña que aun dormia como un tronco.
─── !! AH LEVANTARSE !! ── Exclamó el hombre con voz alta.
Teresa suspiro con pesadez estaba cansada y se le notaba, sus ojos pesados y bajos, camino hacia el unico baño, cerro la puerta tras de ella, camino hacia el espejo limpiándolo con la manga de su suerte,era guapa de unos ojos azules y pecas en el rostro eso ella amaba , sus pecas...
El agua caliente recorría su pequeño cuerpo aun en desarrollo.... Cerro los ojos recordando esas imágenes que la seguirían para siempre, recuerdos horrible. Gritos que su mente proyectaba..... Sintió unas gotas calientes y saladas en su rostro , estaba llorando, el agua y sus lágrimas se mezclaba.
Habia pasado su baño llorando, recordando todo lo que había pasado antes de llegar. Un tormento mas para su lista de dolor.
Su cabello mojado, una blusa negra que combinaba con sus pantalones y una chaqueta de cuero. Sus pasos eran sigiloso, como un leon cazando a su presa, camino a su cama dejando gotas de agua, tomo la almohada blanca y sencilla, subio las escaleras improvisadas, miro a su compañera.
── Es un Angel cuando duerme ── Comento sonriendo.
La miro con esa sonrisa complice lanzó la almohada con todo su fuerza, bajo las escaleras aguantando la risa.
─── Vamos Smith, ya levántate ── comento Teresa aguantando la risa.
Emma en cambio no le gusto la idea de ser despertada de manera a regañadientes se levanto frotándose los ojos, suspiro mientras bajaba de su recamara, camino hasta al baño sin prestarle atencion a los 𝙊𝙟𝙤𝙨 𝙙𝙚 𝙜𝙖𝙩𝙤. . .
