“No estoy llorando por ti, no vales la pena. Estoy llorando porque mi ilusión de quien eras, fue destrozada por la verdad de quién eres.”
- Mario Benedetti
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• Narrador omnisciente
Un año después:
Había pasado un año desde todo lo que habia pasado, desde que sol exploto y tenian a los jovenes en instalaciones.
Aún se encontraban bajo presion de la alta clase, un bunker sin fin y sin salida, sin que alguien lo dijera, un año diferente. Ya no eran niños si no adultos con el cuerpo de un niño.
Un año donde la presion se hacia presente, un año donde habían cambiado para El bien y el mal, donde su mundo ya no era como antes, donde el sol te mataba con una tocada.
Ellos habían aprendido a matar solo para sobrevivir, habían sido entrenados para descubrir su miedo, un miedo que los dejaba en paz, un miedo que los perseguía.
En cambio Ava seguía entrenando con pruebas digitales con videojuegos, Sobrevivían como podían, para lograr la libertad, Aún faltaba para gran inauguración del los laberintos, pero su atención estaba más en el Grupo A.
Emma ya no eran tan pequeña había madurado mucho más antes que los demás niños tenía una mentalidad fría y se había prometido ella misma que cuidaría de su familiar hasta el último momento.
Jason y Ava estaban sumamente interesados en la castaña, Emma, y estaban ansiosos por ver hasta qué punto podría llegar en las pruebas que le habían diseñado. Habían estado preparando todo con meticulosidad, y ya tenían todo listo para enviar a los chicos al laberinto.
Su objetivo era evaluar las habilidades y la resistencia de Emma, y ver cómo reaccionaba ante situaciones de estrés y peligro. Estaban convencidos de que ella tenía un potencial enorme, y estaban decididos a aprovecharlo al máximo.
Pronto, Emma y los demás chicos serían lanzados al laberinto, y solo el tiempo diría qué sucedería a continuación.
Un año desde que había llamado madre a la mujer que la cuido cuando llego... Aunque la doctora no fuera nada de ella la consideraba como una hija , que simpre estaría en sus momentos malos y buenos. Emma consideraba a su doctora como una madre Aunque Mary no iba a ocupar el lugar de la verdadera madre de la castaña tenían un gran cariño las dos.
——— Me gusta que me llames mamá. ——— guiñó —–— mamá te desea un feliz cumpleaños. ——– abrazo a la castaña
——— ¿ Es hoy ? ——— sonrió con timidez ——— Me había olvidado por completo.
