Recuerdos reprimidos

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Cap.1 Recuerdos Reprimidos

Esos ruidos, esos ruidos eran como una alarma que indicaba que tenía que despertar y para ser mas ininteligible, siempre despierto en ese momento, en ese preciso momento. Y esos malditos ruidos se desvanecían al abrir los ojos.

Solo recuerdo haber empezado con esos sueños hace unos tres días, no tenían ningún sentido, no le daba importancia, al fin y al cabo solo es un sueño.

Mire por la ventana, se notaba el clima de la primavera un buen tiempo, no me gustaba el frío, es mas lo odiaba.

Ahora mismo estaba en un descanso, como una especie de año sabático, necesitaba descansar, tomar algo de tiempo, no le veía sentido el rumbo que estaba tomado mi vida, pero eso momento lo tenemos todos, no nos gusta lo que hacemos, las dudas, desilusiones, y cuando tiene 24 años es más frecuente que sientas todo eso.

Estaba planteando tomar un corto viaje, lejos de aquí, pero por mientras me distraía dando largos paseos por aquel pequeño bosque al que no me atrevía a adéntrame demasiado, pero siempre tuve curiosidad de que había más allá, suponía que vivía gente o simplemente habían mas de los típicos arboles.

Prefería mil veces esto que ir a la ciudad, donde sabía de sobras lo que había y se me hacia aburrido y monótono, calles llenas de coches y gente caminando con prisas. No quería ser una más en esa multitud,, aunque no tienes mas remedio que el tiempo te lleve por un camino el cual no eliges, el que intentas evitar pero siempre acabaras donde él quiere.

Aun tenía en mente visitar a mi padre, que vivía solo desde que me fui, una decisión que no discutimos apenas, éramos totalmente distintos pero igual de reservados. Quería hacerle una corta visita, pero me costaba ir a por él, porque llegaba el momento en el que no respondía mis preguntas, las eludía, y eso era lo que me hacía perder la paciencia, por eso venia aquí a intentar relajarme e ignorar el mundo por unas horas.

Este sitio estaba realmente aislado de todo, siempre me paraba en el mismo lugar, antes de llegar a aquel barranco que ponía un límite a seguir por ese camino. Solo me sentaba y empezaba a recordar, recordar desagradables recuerdos que me encantaría borrar, recuerdos reprimidos.

Un día más tome el camino de siempre, mientras iba caminando pensaba en mis cosas intentando de no tropezarme con nada, odiaba lo patosa que era. Mientras iba adentrándome hacia el bosque oí unos pasos detrás, aligere el paso a la vez que gire la vista pude ver a un hombre que venía hacía mi. Mi corazón latía fuertemente por la falta de aire y el miedo que sentía, corrí lo más rápido posible pero sentía que se acercaba, era inútil me cogió del brazo y solo pude ver sus ojos, unos ojos negros.

-¿ A dónde vas, niña? - dijo prepotentemente sin apartar la mirada de mi, al pronunciar esa frase mi estomago se revolvió

- ¡Suéltame! - dije golpeándole, me libere como pude y empecé a correr, me desvié hacia la derecha sin dejar de esquivar los arboles como era posible, corrí sin saber a dónde iba sólo pensaba en huir estaba adentrándome más de lo normal, a la vez que avanzaba, desconocía el camino, pero prefería perderme antes que volver. Cuándo creía que ya había tenido suficiente, miré hacia atrás parando poco a poco, pero mi última pisada fue a la nada. Esto no iba acabar bien, mi último pensamiento antes del desastre que se avecinaba.

****

Desperté con un fuerte dolor de cabeza, me dolía todo el cuerpo, sentía como un poco de sangre bajaba por mi frente, no sabía cómo había llegado aquí, supuse que me había caído, pero ni siquiera recordaba porque estaba en este lugar. Intente levantarme un par de veces, era horrible el dolor que sentía, pero iba calmándose, me dedique a caminar, justamente estaba oscureciendo y eso me atemorizaba. Sentí unos crujidos alrededor, tenía que salir de ahí, pero estaba desorientada sin saber a dónde ir, iba dando pasos torpes, empezaba a ver todo borroso, el mareo era constante, no sabía si aguantaría un poco más. Seguí caminando, pero cada vez estaba más débil, debía de ser el golpe, apenas veía algo hasta que tope con algo o alguien en la oscuridad, fue mi último recuerdo.

*********

-Por fin te levantas - escuché una voz grave pero agradable, mientras habría poco a poco los ojos.

-¿Dónde estoy? - Murmuré aterrorizada con un fallido intento de levantarme de la cama en la que me había despertado, pero solo conseguí caer al suelo, me sentía débil.

Sentí como me cogía del brazo y de la cintura delicadamente unas manos grandes que intentaban alzarme, levanté mi mirada y vi a pesar de que seguía con la vista algo borrosa el rostro de aquel chico de ojos verdes.

-Siéntate no querrás desmallarte otra vez- dijo en un tono menos despreocupado- Me llamo Harry- Dijo presentándose mientras se sentaba en la silla que estaba en frente de la cama.

-¿Que hago aquí?- No comprendía nada, después de haber despertado en el bosque sin orientación y ahora estaba aquí con aquel chico.

- Te topaste conmigo y te desmallaste.- Me explicaba llevándose la mano hacía sus labios alargados.

N.Harry

Salí a dar una vuelta, no era típico en mi salir y menos a estas horas, pero necesitaba reflexionar, y más en lo que haría, seguir con los encargos de Sean o irme de una vez. Iba directo a casa pero escuche unos crujidos que venían de mi izquierda me dirigí lo más rápido posible y me choque con esa chica, que después de tambalearse, ahora yacía en el suelo, se había desmayado, no tenía ni idea de que hacer pero no podía dejarla tirada aquí en medio del bosque.

La lleve hacía la cabaña, no tenía más remedio que hacerlo, sabía que me metería en problemas pero estaba dispuesto a asumir cualquier cosa ¿qué era lo peor que podría pasar por ayudar a una persona? solo rogaba porque Liam no apareciese como solía hacerlo.

La deje recostada en la cama, pude observar su cabello largo y alborotado, esas pestañas largas y ese rostro algo ensangrentado, era como si hubiera estado días perdida, no podía dejar de observarla hasta que vi como iba despertándose, dejando ver sus ojos castaños que me miraban confundidos y asustados. Sentí un gran alivio al ver que volvía en sí y no estaba tan grave como creía, ya que ahora no tenia medios para llevarla a un Hospital. Ahora tocaba convencerla de que quería ayudarla y de que no salga huyendo.

Perdida en el HorizonteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora