𝐬𝐡𝐞𝐞𝐩𝐬 ‹ › sasharcy

sheep three

Marcy y Sasha caminaban juntas hasta su instituto. Marcy iba a la escuela y Sasha a la universidad, ambos lugares en un mismo edificio. Siempre caminaban juntas pero con el silencio presente entre ellas, ningún intercambio de palabras, ni siquiera un "adiós" de despedida. Era como si se desconocieran.

Al entrar al instituto, Sasha inmediatamente se separó de la azabache para ir a su edificio correspondiente mientras que Marcy continuaba su camino hasta su casillero para sacar unos libros que le hacían falta. 

Todo transcurría con tranquilidad para la azabache, una tranquilidad que lastimosamente no duraría tanto tiempo pues, una chica de cabello pelirrojo se acerca hacia la azabache con lo que parecía ser su grupo de amigos. Jalan la capucha del abrigo de Marcy para atraerla hacia ellos. Una vez teniendo a la azabache cerca de ella, coloca sus manos en las mejillas de la contraria y las aprieta causándole algo de dolor a Marcy.

— Buenos días ovejita negra... —Decía la pelirroja antes de darle una abofeteada a Marcy.— O... No tan buenos...

La pelirrojo empujó fuertemente a Marcy haciendo que cayera al suelo, tomó su cabello y comenzó a jalarlo mientras que Marcy estaba en un intento fallido de zafarse del agarre contrario. 

Marcy recibió una patada en el estómago dejándola sin aliento, se removió en su lugar mientras recuperaba aire. Los demás estudiantes que estaban a su alrededor se reían sin ningún tipo de compasión o pena por la azabache.

La misma pelirroja la tomó del brazo y la comenzó a arrastrar hasta el baño que estaba cerca del lugar en el que anteriormente estaban. Al llegar al baño de chicas, la pelirroja abrió el primer cubículo que vio y entró junto con la azabache.

— ¿Qué tal un baño, Wu? Te vendría bien uno, ¿no crees? —Decía la pelirroja mientras que poco a poco acercaba la cabeza de Marcy dentro de la taza del inodoro. Marcy intentaba detenerla pero era en vano y estaba a punto de llorar.

— Maggie, detente, por favor... —Pedía Marcy, se sentía tan débil que no podía gritar por algún tipo de ayuda que no sería escuchada, por eso su voz era baja.

Pero fue muy tarde para pedirle que se detuviera pues, su cabeza ya se encontraba en contacto con el agua y para finalizar, Maggie bajó la cadena antes de soltar el cabello de Marcy. 

— Uy, tarde... —Dijo para después comenzar a reírse e irse del baño.

La azabache sacó su cabeza de inodoro para comenzar a llorar en el suelo con su cara y parte de su cabello empapado. Lloraba sin tener ningún tipo de consuelo y si Sasha estuviera ahí, lo único que le diría es que es una cobarde e inútil por no saber defenderse.

Se levantó del suelo y caminó hasta el lavamos, se mojó la cara con el agua limpia junto con el jabón para las manos. Pasó un poco de agua en su cabello, tomó el papel higiénico para secarse la cara y el cabello. Se miró al espejo que había en el baño, estaba hecha un desastre, parte de su ropa también estaba mojada y el suelo habían gotas de agua.

— Bien, ¿y de quién es la culpa? —Preguntaba la rubia mientras veía con cierta molestia a la menor. — ¿Tuya por no saber defenderte o de ellos? 

Marcy en silencio se quedó mirando a sus zapatos en un momento de duda y pensamiento. Estaba pensando si realmente era Sasha la que tenía la razón. Por lo que podía presenciar, no tenía ni idea de la respuesta a la pregunta de la rubia.

Sasha suspiró y se sentía estresada, por lo que tomó la mano de Marcy caminó junto a ella de vuelta al departamento. Sasha caminaba de manera rápida y Marcy intentaba mantener el ritmo, pero sus pasos eran pesados y a veces la hacía tropezarse y caía.

El silencio entre Sasha y Marcy era algo que nunca faltaba, no importa si se dirigían al departamento o estaban de regreso a el. Sasha si decidía hablar era para regañar a Marcy o insultarla por sus errores a lo que ella describía como "estupideces".

Al llegar al departamento, Sasha cerró la puerta con llave, empujó a Marcy haciendo que se tropezara con sus pies y callera accidentalmente al suelo. La rubia la miró con enojo y cruzó sus brazos.

— ¿No te vas a levantar? ¿O eres tan bruta que ni eso sabes hacer? —Decía con burla mientras le pasaba por encima e irse a la habitación.

Marcy se sentó en el suelo algo adolorida. Empezó a pensar en todo lo que había sucedido ese día, desde el inicio hasta ese momento. Se sentía deprimente y vacía, estaba llena de emociones y sentimientos negativos que le hacía sentir culpa de todo. Pensaba que todas las cosas negativas que le pasaban era a causa de ella, que no hacía nada bueno beneficiar a alguien, para hacerlo feliz o para que se sintiera orgulloso de ella. 

Levantó la manga de su abrigo dejando a la vista sus cicatrices. Con su mano libre acariciaba su brazo experimentando un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo. Una sensación extraña así que rápidamente bajó su manga y con algo de pereza se levanta del suelo. Observó el lugar, un departamento ordenado y limpio, había una que otra botella de alcohol en la mesa de centro. Plantas en algunas esquinas, cuadros en donde se mostraban paisajes y fotos en las repisas.  

En ese momento el ambiento era tranquilo y silencioso por lo que supuso que Sasha estaba dormida. Caminó hasta el baño y encerrarse ahí para tomar una ducha, un momento para liberar el estrés y los sentimientos que la abrumaban y dejar que la calma la invadiera.

Se retiró completamente de sus prendas para poder entrar a la ducha sin nada que la cubriera. Giró la llave y así liberar las gotas de agua, dio un paso y su cuerpo entró en contacto con el agua dejando que empapara su cuerpo. El agua caía como una suave lluvia, despejando la mente de la azabache. Se quedó quieta mirando hacia la nada por un tiempo hasta que tomo el jabón y lo pasó por su cuerpo creando una capa resbalosa en su piel siendo retirada gracias al agua. Tomó el shampoo en sus manos y coloco un poco del producto en su cabello, la espuma comenzó a crearse para luego ser retirada con el agua.

Luego de limpiar su cuerpo y cabello, volvió a quedarse quieta sintiendo la calidez del agua cayendo en su piel. Se tomó unos minutos para relajarse pero su tranquilidad se desvaneció al escuchar a Sasha golpeando la puerta.

— ¡Date prisa que yo soy la que paga las facturas aquí! —Exclamó.

Lamentablemente su paz había acabado ahí.