Tener una carrera matutina era lo mejor que tendrías, o eso pensaba ella. Ella creía que eso era lo mejor que podría hacer durante el día.
El boque y su cantos mañaneros eran su compañia. El viento soplaba y eso era demasiado refrescante, no sentía las gotas tibias de sudor caer sobre su nuca y gotear por su barbilla.Las ramas crujían bajo sus pies y parecía flotar sobre ellas.
Kamari era una chica que siempre iba por ahí en el reino, de aquí para allá. caminando entre cada calle y presente en cada fiesta del reino.
Nadie sabe si es un guardiana especial del reino o solo actua por ella misma, no lleva uniforme no está con los guardias, pero siempre está presente e los problemas del reino, en especial cuando se trata de problemas mayores donde intervienen los guardias reales.
Mucho creen que tendran un día de suerte si se le encuetran frente a su casa y si ella llega a degar alguna propina en algún negocio seguro y no usan ese dinero durante mucho tiempo hasta que sea necesario.
La meta era llegar hasta a las orillas del mar, su reino era uno junto al mar, uno pesquero, así que su rutina siempre era correr río abajo hasta encontrarse el mar, estrellarse con esa brisa marina.
Su hogar estaba en una colina alta, cerca del mar, le gustaba esa vista, y aún más como el sol iluminaba su reino, su hogar, su orgullo.
Llegó a la orilla y dió un grito de triunfo, la arena embolvió la punta de sus zapatos y el mar rugió. Respiró ondo y dijo:
- Hora de comer.
ESTÁS LEYENDO
Inframundo
FantasíaAquí solo habrá una pregunta. ¿El deber lo es todo? Tal vez por honor u obligación no hay tiempo ni espacio para el amor, y mucho menos en epocas tan aterradoras. Kamari se hara la misma pregunta una y otra y otra vez. Cada minuto que pasa se hara l...