Capitulo I

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Adivinen quién volvió.

Honestamente estaba planeando abandonar Wattpad después de que me eliminaron la cuenta, supongo que no a todos les gustaron mis historias más... abiertas. Pero considerando que en está página es dónde recibí un gran apoyo, no podía solamente abandonarlos. Así que aquí está la historia más popular de mi repertorio, espero que les guste y apoyen como lo hicieron en la primera vez que la publique.

Sin más que agregar gracias y disfruten.

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El inconfundible olor a sexo plagaba completamente el aire en la habitación, la tenue iluminacion de la luna atraves de la ventana dejaba ver los cuerpos empapados en sudor de dos amantes en pleno acto carnal.

La cama crujía con fuerza por cada empuje del hombre, los alaridos y gemidos de la mujer eran sofocados por el sonido de la carne húmeda abofeteando contra la carne; las súplicas de ella para seguir, ir más profundo y más rápido fueron cumplidas seguida de un gruñido casi animal de él cuando las paredes internas de la mujer se apretaron alrededor de su polla en un vicioso agarre, prueba inequívoca de que la mujer cuyas piernas descansaban sobre sus hombros era víctima de múltiples orgasmos.

"Carajo voy a..."

"¡Adentro! ¡Ahh! ¡Muy adentro!" le suplicó ella con voz rasposa de tanto gritar, los dedos de ambas manos se entrelazaron contra las del hombre en un intento por formar un ancla para su mente perdida en el placer, ella no pudo sino llorar de pura dicha al experimentar lo que era el verdadero sexo ¡No! Lo que era experimentar un brutal apareamiento con un semental.

Dio un par de largas y profundas estocadas más, sus pesadas bolas golpeando el rosado ano de la rubia antes de que con una penetración especialmente dura se hundiera completamente dentro y estallara.

"¡FUUUUCCCKKKKKK!" sus dedos se apretaron contra las manos de él, sus uñas pintadas con esmalte rojo se clavaron en la piel de las palmas de él. Un monumental orgasmo casi la noquea provocado por el maremoto que la enorme verga de su amante liberó dentro de su vientre, lo que solo se podría contar cómo litros de espesa y potente semilla masculina llenaron su interior hasta el tope, ella misma se encontró liberando una lluvia cristalina de néctar femenil que empaparon las sábanas.

Continuaron en esa misma pose por un rato, la dama rubia se recosto inmovil y completamente agotada, pero conciente de que su hombre continuaba liderando semen dentro de ella. Las cantidades que el par de grandes testículos podría generar eran una locura, muy diferente al líquido y minúscula cantidad que su esposo podría aspirar a generar y por supuesto, mucho menos deliciosa.

Dando un suspiro de satisfacción, el hombre se movió con cuidado, bajando las temblorosas piernas de la rubia a sus costados. Sonrió al poder apreciar como el coño perfectamente afeitado de ella se negaba a querer dejar ir su verga, los labios siendo jalados hacia afuera al ritmo de su polla. Con un sonoro ¡POP! El sello casi hermético que era el coño de su amante alrededor de su hombría se rompió y dejó escapar gran parte del semen con el que la acababa de llenar.

Ella soltó un quejido, el vacío era molesto y al notar como el calor abandonó lentamente su interior, rodando por su vagina y cubriendo su ano hasta formar un charco sobre las sábanas le hizo desear separar sus manos de las de su hombre para recoger el esperma y regresarlo a su lugar. Sin embargo, sus quejas murieron en su garganta al tiempo que unos ásperos y masculinos labios reclamaron los más suaves y pintados de carmín de ella en un casto beso.

Los mimos y caricias de él ya estaban surtiendo efectos y prueba suficiente fue que ella intentara profundizar el beso al asomar su lengua entre sus dientes, ni un segundo después el hombre empujó su propia lengua contra la de ella, el choque inicial fue tierno, lento y amoroso, pero no tardó en escalar a algo más rudo, profundo e invasivo, la lucha por el dominio de ella fue breve -principalmente por su cansancio- y la batalla finalizo con la rubia retirándose para que él la dominara con la pasión y lujuria que lo caracterizaba, invadiendo su caverna oral y reclamando cada zona que tocara su lengua como suya.

El nuevo vecino de SpringfieldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora