Capitulo II

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“Este parece un buen vecindario”.

Fue lo primero que pensó Naruto una vez entró a la calle evergreen. Un barrio lindo y pintoresco de clase media alta, la mayoría de las residencias eran de dos pisos y contaban con un gran jardín frontal y trasero. Las vallas de madera eran empleadas más para delimitar la propiedad que para alejar a los intrusos, prueba de ello era que solo cubrían tres de los cuatro lados de cada casa. 

Piso suavemente el freno mientras se acercaba a la dirección escrita en el papel que sostenía en su mano. Al hacer un alto total bajó del coche y se plantó entre dos casas, frunciendo el ceño ante la falta de números para comprobar la dirección, ambos eran lugares bastante hermosos. Sin embargo se inclinó por el de la derecha pues se veía más desorganizado, con el césped un poco más alto y la maleza creciendo en algunos sitios junto a algunos objetos que van desde una patineta, bicicleta y manguera los cuales estaban tirados en el patio.

Jalando el cuello de su camisa blanca, Naruto dio un largo suspiro mientras daba el primer pasó a la entrada de la residencia Simpson. Su mente pensando y repasando lo que planeaba decir y hacer. Desde que dejó a Mona en el cementerio ha intentado encontrar la forma de dar el pésame a los Simpson, la familia de un hombre que nunca conoció en persona pero que según su madre era un encanto y la luz de su vida.

Luego de un minuto de estar de pie frente a la puerta de entrada, asintió para sí mismo y golpeó con sus nudillos la madera. Un golpe firme pero respetuoso, espero casi un minuto más antes de volver a golpear ahora con un poco más de insistencia. Comprobó su atuendo, su traje de color negro y corbata se veia impecable, chasqueo la lengua ante la falta usual de libertad en sus pies dado por sus sandalias, limitado a tener que usar un par de mocasines.

Antes de poder tocar la puerta por tercera vez, está fue abierta repentinamente, sus ojos parpadearon con sorpresa ante lo que le mostraban.

Azul.

En todo los años que ha pasado en este mundo nunca se topó con un color de cabello tan inusual -que sea natural por lo menos- o con un estilo tan poco convencional. Sus ojos bajaron por la alta melena de cabello hasta un par de rojos he hinchados ojos llenos de tristeza y pesar.

“¿Si? ¡Sniff! ¿Quién es?” su voz sonaba baja, completamente derrotada y al borde de caer nuevamente en el llanto. 

La mujer que abrió la puerta podría ser definida como una belleza andante, usando un vestido verde el cual abrazaba sus curvas de Milf como una segunda piel, pechos copa C con un pequeño escote, largas piernas que llegaban a unas anchas caderas de parto y no tenía que verla de espalda para saber que había un bonito y gordo trasero en su retaguardia. En su cuello se podía ver un collar de perlas de color naranja que resaltaba por su tono amarillo de piel.

Su rostro era también bastante hermoso, de una belleza madura con grandes ojos de pequeñas pestañas y finas cejas, labios carnosos y nariz redonda.

Naruto sacudió su cabeza, no tenía que pensar de tal forma y menos ante la difícil situación que la familia afronta. Así que enderezando su postura y cuadrando los hombros, Naruto se inclinó en una reverencia con el mayor respeto posible “Lamento mucho su pérdida, Señora Simpson” le dijo de la manera más suave, enderezandose solo para ver a la mujer llevar su mano a la boca en un intento por ahogar un nuevo sollozo.

Al ver que ella era incapaz de responder, decidió seguir y presentarse “Mi nombre es  Naruto Uzumaki” su declaración parecía ganar el interés de la mujer, quien se intentó limpiar los ojos llenos de lágrimas “No nos conocemos, pero soy amigo de Mona Simpson, la madre de su esposo … su difunto esposo”.

El nuevo vecino de SpringfieldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora