Relato 00.1- ¿Por qué no te mueres?

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Después de una larga pelea dentro de una iglesia, que parecía diseñada por el mismo Drácula, estaban Genesis y Lía cansados de pelear.

-Este maldito de mierda no se cansa- Decía Genesis a Lía.

-Deberíamos intentar otra cosa... tal vez...- un estruendo interrumpía a Lía y una enorme sombra salía por debajo del suelo, lanzándola por los aires.

- ¡Mierda! - Gritaba Genesis mientras veía el cuerpo de Lía por los aires - ¡LIA! -

Mientras el cuerpo de Lía flotaba por el aire, la sombra que la perseguía, formaba miles de estacas flotantes que comenzaban a atravesar el cuerpo de Lía sin ninguna compasión.

Lía yacía en el suelo, su cuerpo lleno de agujeros de las estacas de la sombra. A pesar de la agonía, una sonrisa tranquila se formó en su rostro mientras miraba a Genesis.

-No... te preocupes por mí -susurró Lía con voz débil-. Haz lo que tengas que hacer.

Genesis apretó los puños con determinación. Sabía que no había tiempo que perder. Agarró a Lamina Eterna de Lía, una espada imbuida con el poder de la luz, y se puso de pie frente a la sombra.

La oscuridad rugió y avanzó hacia Genesis con furia renovada. Las estacas se formaron una vez más, listas para atacar. Pero Genesis, armada con la espada de Lía, emitió un resplandor deslumbrante mientras se enfrentaba a la sombra.

Con movimientos rápidos y precisos, Genesis desvió las estacas entrantes y contraatacó. La espada brillante cortaba la oscuridad con facilidad, dispersando la sombra con cada golpe.

La batalla fue feroz y despiadada. Genesis estaba decidido a vengar a Lía y derrotar a la sombra que los había atacado. Cada golpe de la espada era un grito de determinación y venganza.

Finalmente, con un golpe final, Genesis atravesó el núcleo de la sombra. Un aullido de agonía llenó la iglesia antes de que la oscuridad se desvaneciera en el aire.

Genesis quedó jadeando y herido, pero la amenaza había sido eliminada. La sombra había sido derrotada, pero a un costo terrible.

Corrió de vuelta junto a Lía, pero era demasiado tarde. Su amiga yacía inmóvil, con los ojos cerrados para siempre.

-Lo siento, Lía -susurró Genesis con lágrimas en los ojos mientras sostenía su mano-. Hice lo que tenía que hacer- Se quedo en silencio un momento y recito-Requiem aeternam dona eis, Domine, et lux perpetua luceat eis. Requiescat in pace.

La iglesia quedó en silencio, solo roto por el sollozo de Genesis mientras lloraba la pérdida de su amiga. La batalla había terminado, pero había perdido a alguien que significaba el mundo para ella.

Relatos: Dentro De Las LlamasWhere stories live. Discover now