—¿Está libre este asiento? —Preguntó Taiju sentándose al lado de Shoichi.
El muchacho asintió mientras se limpiaba con rapidez las lágrimas que corrían por sus mejillas sonrojadas.
En el instante que Taiju se sentó en aquella mesa, todos de su alrededor salieron corriendo, incluida Yuzuha, que aún no había sido vista por su hermano mayor.
—Que patético me siento. —Confesó cubriendo su rostro con ambas manos. —Tú eres quien tendría que estar llorando, todos te tratan mal por cómo te ves... —Dijo con lástima mientras observaba a la gente irse de la biblioteca.
Nadie huía de Taiju por su aspecto físico. Huían por el pequeño detalle de que casi asfixia a un chico delante de la biblioteca y todos ahí lo habían visto menos Shoichi.
—No me importa que me tengan miedo. —Habló Taiju observando desafiadamente al único chico que aún no había huido aparte de ellos dos.
—Me recuerdas a un tiburón. —Dijo Shoichi con una sonrisa. —Todo el mundo les tiene miedo, piensan que son fuertes, solitarios y misteriosos; ellos en realidad no son malos, solo atacan cuando se sienten en peligro. —Soltó la metáfora que rondaba su mente desde el primer día que lo vio.
—Me gustan los tiburones. —Añadió Taiju. Era cierto, tenía un gran fanatismo por esos animales acuáticos.
—En cambio los delfines parecen adorables, ¡pero son muy malos! ¡No te acerques a un delfín nunca! —Advirtió el amable camarero de forma muy expresiva.
—Lo tendré en cuenta. —Taiju esbozó una leve sonrisa que pronto eliminaría, mirando en todas las direcciones, comprobando que nadie lo hubiera visto.
—El otro día vi un documental sobre ellos, son muy inteligentes. Y son unos drogadictos. Mastican a los peces globo con moderación y consumen sus toxinas para drogarse con ellas. —Shoichi iba a continuar enumerando las características de los delfines que había aprendido, pero decidió detenerse. —Lo siento, cuando hablo de algo que me gusta no sé cuando callarme. —Se disculpó cabizbajo jugando con sus dedos bajo la mesa.
—No pidas perdón, me agrada escucharte. —Le corrigió, esbozando de nuevo ese involuntaria sonrisa.
—Gracias, pero tengo que estudiar, lo siento. —Volvió a disculparse, centrándose en el libro de matemáticas, sin saber aún por dónde empezar.
—¿Si te ayudo con esto me hablarás más sobre ese documental? —Sugirió Taiju tomando prestado ese mismo libro en sus manos.
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Dulce Pecado | Taiju Shiba
FanfictionShoichi Sugayami es un amable joven que emplea su tiempo libre en ayudar a la señora Fujikaza, una anciana con mal genio que dirige una humilde cafetería en el centro de la ciudad. Taiju Shiba es un delincuente conocido y temido por muchos, que todo...