Capítulo 17

290 29 5
                                    


Las palabras resonaron en la habitación, seguido de unos sollozos incontrolados. Tom se quedó mirando a Bill esperando una reacción más que no fueran esas lágrimas que bañaban sus mejillas. Nunca antes le había visto llorar de esa manera, podía ver el miedo brillar en sus ojos y eso fue lo que le hizo retroceder un paso.

— ¿Qué?—susurró Bill sin entender.

—No...no puede ser—murmuró Tom dando otro paso atrás.

No lo entendía, había logrado confesarle lo que sentía y que él le dijera un sí a medias, pero ver ese miedo en sus castaños ojos....fue como una patada en el estómago, empezaba a darse cuenta de las consecuencias que sus actos traería. Tendría que vivir escondidos, con miedo de hacer o decir algo que los delatara. ¿Qué clase de vida les esperaba? ¿Bill podría soportarlo?

—Podré soportarlo—dijo de repente Bill.

Tom se le quedó mirando, sabiendo que había leído su mente. Siempre había podido hacerlo, como si fuera un libro abierto. Pero algo tan fuerte como el amor que sentía por él jamás pudo saberlo, porque estaba escondido en lo más hondo de su corazón por miedo a que saliera y su hermano lo supiera.

—Tom...—llamó Bill dando un paso en su dirección.

—No puede ser—repitió Tom.

—Quiero...quiero que me beses otra vez—pidió Bill ignorando sus palabras—Quiero volver a vivir ese maravilloso momento que viví entre tus brazos esta mañana.

—Somos hermanos—murmuró Tom negando con la cabeza.

—Y nos amamos—dijo Bill con firmeza—No podemos evitarlo....ni queremos...

Eso ya era un sí en toda regla, el miedo que había divisado en sus ojos había dado paso a una pasión sin freno. No tuvo que hacer nada, se había quedado quieto a escasos pasos de la cama. Bill le alcanzó y poniendo una mano en su cintura le atrajo hacia él. Separó los labios y se pasó la lengua por el inferior gimiendo desesperado...

Tom enloqueció, se olvidó de ese corte que tenía en su labio y se apoderó de los de Bill. Fue un beso distinto, esa mañana Bill apenas se movió y no hizo nada pero en esos momentos su lengua salió al encuentro de la suya y se frotaron juguetonas.

Ahogaron una carcajada y empezaron a caminar hasta la cama, cayendo los dos sobre ella. Las manos de Tom se movían con rapidez, quitándole esa sudadera que llevaba. Le tenía sobre él a horcajadas, con las piernas separadas a ambos lados de su cuerpo. No dejaban de besarse, ni de moverse. Sus entrepiernas se frotaban hambrientas, y un minuto después ambos obtuvieron un prolongado orgasmo que les dejó exhaustos...







No sabía cuanto tiempo llevaba dormido, ni quería saberlo. Estaba en el cielo, con Bill dormido entre sus brazos. Su largo y moreno pelo estaba extendido por la almohada, y un mechón le caía por el cuello. Levantó una mano y apartó, besando esa cálida piel hasta que reaccionó.

—Mmmmmm...buenos días....—murmuró Bill en sueños.

—Dirás más bien buenas tardes—rectificó Tom riendo.

— ¿Qué hora es?—preguntó Bill abriendo los ojos.

Tom le miró antes de contestar, no veía en ellos nada de arrepentimiento. Ni miedo, brillaban tanto como esa sonrisa que iluminaba su cara. Por un momento llegó a pensar que tras dormir y despertar se daría cuenta del error que habían cometido y le negaría su amor. Y él se lo permitiría, no haría nada que le asustara. Aunque fuera quererlo con toda su alma...

Mi hermano, ... ¡qué ligue!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora