Capítulo 12

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Terminada la cena se dirigieron a la playa, donde estaban casi todos los huéspedes del hotel. Habían encendido fogatas aquí y allá y sentados ante ellas había varios grupos disfrutando de la velada.

—Aquí saben como montárselo—comentó Georg dejándose caer en la arena.

Gustav y Tom le imitaron, pero Bill temía mancharse la ropa y prefirió usar una de las tumbonas. Se sentó en ella y al momento apareció una camarera llevando en sus manos una bandeja.

—Aún no hemos pedido—se apresuró a decir Gustav.

—Unos amigos les han invitado—explicó la chica sonriendo al tiempo que señalaba una hoguera a su derecha.

Las miradas de los chicos se dirigieron hacia ella, descubriendo a Luke y sus amigos saludándoles con las manos.

—Que amables—murmuró Tom resoplando.

Estiró una mano y cogió una de las cuatro copas que la camarera le tendía.

— ¿Qué es?—preguntó antes de beber.

—Zumo de piña, mango y naranja—explicó la chica—Con unas gotas de ron.

"¿Solo unas gotas?"—pensó Tom arrugando la nariz.

Su copa olía a ron que tiraba para atrás, pero pensando en el berenjenal que le había metido Bill echó un trago para calmar un poco los nervios.

— ¿Vamos con ellos?—preguntó Gustav tomando su bebida.

—Aquí se está bien—contestó Tom por todos.

No le apetecía en absoluto compartir la buena noche que hacía con su enemigo. Aún le debía los balonazos de la mañana y se lo pensaba hacer pagar como pudiera.

Georg y Gustav vieron como se ponía serio su amigo y decidieron no insistier en el tema. Ya les habían dicho a Luke y sus amigos que según dijeran Bill y Tom, tomarían unas copas juntos. Y estaba claro que la respuesta era un rotundo no.





Mientras, la camarera terminó de repartir las bebidas y después de dar un amplio rodeo se dirigió a la fogata donde estaban Luke y sus amigos.

— ¿Hecho?—preguntó Luke poniéndose en pie.

—Tu amigo recibió la copa que me pediste—explicó la chica en voz baja—Espero que no se enfade con la broma, no me gustaría perder el trabajo por culpa de vuestra travesura.

—No te preocupes, que a Tom no le importará—se apresuró a decir Luke.

Sacó la cartera y le entregó un billete de 50€ tal y como le había prometido. La chica lo cogió y se lo guardó en el escote del top ceñidísimo que llevaba.

—Tendrás un billete como este por cada copa como esa que le sirvas a mi amigo—murmuró Luke mirando a la chica fijamente.

—Te va a salir cara la broma—comentó la chica asintiendo.

—Tranquila, es un precio que pagaré encantado—dijo Luke desviando la mirada.

Sus ojos volaron a Bill, que sentado a solas en su tumbona jugueteaba con la sombrillita de su copa.





—Está rico, ¿verdad?—preguntó Georg tras terminarse la bebida de un trago— ¿Pedimos otra?

Antes de que nadie pudiera decir nada levantó la mano y llamó a la misma camarera que les había atendido antes, señalando la copa al mismo tiempo.

Mi hermano, ... ¡qué ligue!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora