Capítulo 6

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El sol le despertó al día siguiente. Se dio la vuelta en la cama y miró por la ventana. Debía ser temprano pero no tenía ganas aún de levantarse...entonces recordó lo bien que se sintió la noche anterior teniendo la playa para sí solo y decidió levantarse.

En la cama de al lado Tom aún dormía. Sus rubias rastas le caían por la almohada, al igual que la sábana por su desnuda espalda. No usaba pijama para dormir, siempre lo hacía en bóxers y Bill se le quedó mirando fijamente. ¿Cómo sería despertar cada mañana al lado de un chico? Abrir los ojos y sentirle despierto a su lado con los ojos fijos en sus labios, de los que se apoderaría al tiempo que le estrechaba en sus brazos y le hacía rodar por la cama hasta tenerlo debajo...sus cuerpos desnudos se frotarían sin descanso, harían el amor a un ritmo lento entre gemidos y suspiros hasta que cada uno obtuviera un orgasmo que le dejara exhausto...

Sintió un escalofrío y se estremeció, ¿en qué demonios estaba pensando? ¿Por qué miraba a Tom y se veía a los dos haciendo el amor?

¡No! Eran él y Luke, no su propio hermano...dormido ajeno a sus desvaríos y a la gran mentira en la que le había involucrado.

Suspiró y sacudiendo la cabeza entró en el baño. Se aseó y peinó y luego regresó a la habitación donde tras echar un último vistazo a Tom y comprobar que seguía como le había dejado, se desnudó del todo y se puso el bañador. Bajaría a la playa a dar un paseo hasta la hora de desayunar, y quizás con un poco de suerte Luke pensara lo mismo y se lo encontrara por casualidad.

Con esa idea en mente se calzó con unas chanclas, se puso una camiseta y cogiendo sus gafas de sol salió del bungalow.





Una vez a solas, Tom soltó el aire que había retenido en un hondo gemido. Estaba profundamente dormido pero algo le hizo abrir los ojos...para encontrarse a Bill tal y como había venido al mundo. Nunca antes le había visto desnudo, pero pensando que él estaba dormido Bill no había dudado en ponerse el bañador ante sus narices.

Era perfecto. Había tenido ocasión de ver ese tatuaje que llevaba en su cadera derecha en todo su esplendor, una estrella de cinco puntas que estando vestido Bill asomaba por sus pantalones cada vez que se estiraba y su camiseta se levantaba. La de noches que había soñado estar con él en sus brazos y lamer esa estrella tatuada, besar sus cinco puntas y sentirse el hombre con más suerte del planeta...

Y suerte tuvo esa mañana al verle, desnudo como estaba. Se puso duro al momento y no pudo evitar llevar una mano bajo las sábanas, colarla en sus bóxers y tocarse mientras Bill no miraba. Le vio vestirse y recoger sus cosas mientras que él se mordía los labios para no gritar y sentía que se derramaba entre los dedos mientras que en su cabeza resonaba como si hubiera eco el nombre de su amado hermano.

Solo cuando le vio salir pudo volver a respirar con normalidad sintiendo una calidez recorrer sus dedos.

"Estoy enfermo"—pensó suspirando.

—Y no quiero evitarlo—dijo al aire sonriendo.

Se levantó de la cama decidido. Sabía que Bill estaría dando un paseo por la playa y decidió ir a hacerle compañía. Hallaría el momento adecuado para hablarle de sus sentimientos, y quizás descubriera para su asombro que Bill le confesara que él también sentía lo mismo.

Y con esa idea en mente se lavó las manos y se puso él también su bañador. Se calzó y con una camiseta de la mano salió del bungalow en busca suya. No tuvo que buscarle mucho, sabía donde encontrarle. Al llegar a la playa giró a la derecha sin pensárselo dos veces, su corazón le guiaba hasta su alma gemela y pronto dio con ella.

Mi hermano, ... ¡qué ligue!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora