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—Desperté primero por más increíble que parezca, Shanks aún dormía a mi lado, su rostro se veía tranquilo y relajado, ahí supe que sí estaba cansado...
Me levanté con cuidado de no despertarlo y me dirigí descalza hasta la cocina, intentando pensar qué podía hacer para el desayuno... Pensaba y pensaba, hasta que de pronto, una imagen de mi padre se me cruzó por la cabeza y tomé como referencia el desayuno que mi padre solía hacer cuando salía de cacería.  Sonreí al recordar lo bien que le salía todo lo que hacía y me puse manos a la obra. —

—Shanks apareció por la sala un buen rato después, le dirigí una mirada fugaz y solté una risa por lo que vieron mis ojos. Shanks llevaba el pelo revuelto y la camisa arrugada y desabotonada, mostrando solo un poco de su piel desnuda — S: Buenos días, Hana —Me habló su voz ronca y somnolienta mientras se rascaba perezosamente un ojo—

Buenos días, Shanks —Le sonreí con cariño mientras fritaba la carne en filete sobre la sartén con mantequilla — Veo que has descansado bien ¿Cómo te sientes? —Pregunté curiosa mientras cortaba partes de un pan para ponerlos sobre la sarten a dorar —

S: Con resaca y hambre —Se quejó sobandose la cabeza del dolor— ¿Qué estas haciendo? —Esta vez preguntó él acercándose a donde yo estaba para ver con curiosidad todo lo que cocinaba—

El desayuno, algo tradicional que mi padre solía hacer cuando cazaba —Le informé mientras movía mi muñeca sobre el mango de la sartén moviéndolo sobre el fuego—

S: Se ve delicioso ¿Puedo probar? —Me miró a los ojos cosa que yo no respondí, solo corté un pedazo de carne y se lo tendí — Solo comerás esto, debes esperar al desayuno —Le advertí para verlo alejarse y sentarse sobre la mesa atrás de mi espalda —

Anoche te he dicho que te cambiaras de ropa para dormir, ahora tienes tu camisa arrugada —Le reproché mientras cocinaba, la ropa arrugada siempre fue mal vista y si de verdades hablamos, a él no parecía importarle en lo absoluto —

S: Mi ropa te queda bien —Fue lo único que me dijo mientras tenía la boca llena al masticar—

—Me ahorré los insultos a tan tempranas horas del día por haberme ignorado y solo solté un suspiro de resignación — Gracias, fue lo único que pude encontrar, lo demás me quedaba exageradamente enorme —Rodé los ojos al recordar lo frustrante que fue encontrar ropa para mi. Vestía con una playera color vino holgada y unos pantalones que claramente me quedaba ocho tallas mas grande, por suerte, pude encontrar un pequeño cordón que me ayudó a atarlo a mi cintura—

S: Hm, si quieres, podemos dar un paseo por la isla para comprarte ropa nueva, yo tambien necesito cambiar de ropa —Murmuró pensativo mientras aún yacía sentado en la silla, esperando el desayuno—

No es necesario, tengo ropa, solo debo ir a buscarla a mi barco —Le avisé con tranquilidad terminando de colocarle la salsa al emparedado junto a la carne frita, huevos fritos y algunas verduras para variar, sirviendo café en dos tazas para llevar todo hacia la mesa de roble lisa— Ya puedes comer —Asenti sirviéndole su plato junto al café, dejandole un poco de azucar por si lo necesitaba—

—Me senté frente a él atando mi cabello en una coleta alta, acomodé mi plato en lo que revolvía mi café con azúcar, cortando mi comida para llevarme un poco a la boca en silencio —

—Escuché ruidos en frente y lo que vi, me frustró demasiado... Shanks devoraba su emparedado como si no hubiera un mañana, haciendo un sin fin de gestos alegando que disfrutaba mucho la comida, aun así, tenía toda la boca y los dedos manchados de salsa —

Por un demonio, Shanks! —Fruncí el ceño mirándolo con reproche—

S: ¿Hm? —Me miró con la boca llena hasta no poder más, chupando sus dedos despreocupado—

𝐥𝐚 𝐡𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚 𝐝𝐞𝐭𝐫𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐠𝐮𝐞𝐫𝐫𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora