13: PARA TIEMPOS DESESPERADOS.

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Hannah se quedó sentada en el café, mirando el papel con las direcciones que Talía le había dado. Sentía una mezcla de emociones: alivio por tener una posible solución a su problema financiero, pero también preocupación por lo que implicaba vender sus óvulos.

No era una decisión que tomara a la ligera, y necesitaba tiempo para pensar. Finalmente, decidió que lo primero sería ir a la clínica para ver qué tan confiable era y hablar con el hermano de Talía.

Si todo parecía en orden, consideraría seguir adelante con esa opción. Así que guardó el papel en su bolso, terminó su café y se levantó para salir del "Italia Coffee", decidida a comprobar la información de Talía y esperar que todo fuera seguro.

Mientras caminaba hacia la parada del autobús, se encontró perdida en sus pensamientos. La conversación con Talía había sido una mezcla de verdades incómodas y una chispa de esperanza. Aunque no quería saberlo, sabía que era mejor conocer todo lo que había escuchado.

Talía siempre había sido directa y, a veces, cruelmente honesta, pero también había mostrado un lado comprensivo al buscar una solución para Hannah. Sin embargo, las palabras sobre su físico y la atención que Talía recibía seguían resonando en su mente, como un eco doloroso que no podía ignorar. Hannah jamás había sido envidiosa, pero con todo lo que le estaba pasando, sentía que no se merecía nada y que Talía tenía muchas más ventajas que ella. Sabía que pensar esto estaba mal, pero su cabeza no podía dejar de hacerlo y se sentía horrible al pensar así de su amiga.

Cuando llegó a la clínica, respiró hondo antes de entrar. La recepción estaba decorada con tonos suaves y acogedores, y la recepcionista le sonrió amablemente.

–Buenos días, ¿en qué puedo ayudarle?

Preguntó la recepcionista suavemente.

–Hola, mi nombre es Hannah, y mi amiga Talía me recomendó esta clínica. Su hermano trabaja aquí y me mencionó que podrían estar interesados en comprar óvulos.

–Sí, desde luego. Permítame, le voy a avisar al doctor.

Respondió alegremente la recepcionista, llamando a alguien por teléfono. En unos minutos, un hombre alto y de aspecto profesional salió a recibirla.

–Hola, tú debes ser Hannah.

–Hola. Sí, soy yo. Mucho gusto, ¿con quién tengo el placer de hablar?

Dijo Hannah, estrechando cortésmente la mano del hombre de bata blanca.

–Soy el Dr. Emilio Martínez, hermano de Talía. Ella me ha hablado de ti, así que será un gusto atenderte. Por favor, sígueme a mi oficina.

–Es un placer, doctor, voy detrás de usted.

Respondió calmada Hannah, siguiendo al doctor por un pasillo hasta llegar a una oficina cómoda y bien iluminada. Se sentaron en dos sillas negras y Emilio comenzó a explicarle el proceso con detalles precisos y tranquilizadores, mientras Hannah intentaba escuchar con atención.

–Entiendo que esta es una decisión importante, Hannah, y quiero asegurarme de que te sientas completamente cómoda y segura. Aquí en la clínica seguimos los más altos estándares médicos y éticos. Si decides seguir adelante, te haré algunas pruebas para asegurarnos de que eres una candidata adecuada, y te explicaré todos los riesgos y beneficios.

Hannah asintió lentamente, sintiendo un poco de alivio al escuchar las palabras de Emilio, pero aún tenía dudas, así que preguntó sin dudar:

–¿Cuánto tiempo tomaría todo el proceso? Y, ¿cuándo recibiría el pago?

–El proceso completo, desde las pruebas iniciales hasta la extracción, puede tomar unas pocas semanas. En cuanto al pago, recibirás una parte una vez que se completen las pruebas iniciales y el resto después de la extracción. Si decides seguir adelante, podemos empezar hoy mismo con las pruebas preliminares.

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