𝔦𝔳. salvado

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Maldije sin saber que debería hacer, Jungwon seguía tirado en el piso y yo estaba como estúpida frente a él sin hacer nada. Se me ocurrió ir a buscar a la enfermera para que lo atendiera, pues el castaño no se veía nada bien y estaba segura que yo sola no podría con su peso, así que me iba a dar la vuelta para ir rápidamente hasta que lo escuché.

— ¿Hyori? — preguntó débilmente.

Lo volteé a ver y lo encontré mirándome mientras trataba de sentarse, cosa que no le funcionó y soltó un quejido del dolor para luego sujetar su estómago.

— Iré por la enfermera, espera — declaré neutral, observándolo.

Me estaba mirando, así que ahora podía ver con mayor claridad su rostro. Tenía un pómulo golpeado, de su nariz brotaba un poco de sangre y tenía un corte en el labio inferior, al ver cómo se sujetaba el abdomen era obvio que lo habían golpeado ahí también.

En resumen, le habían dado una buena paliza.

— N-no es necesario... — dijo, mientras apoyaba una mano en la pared levantándose lentamente.

¿En serio acababa de decir eso? Claramente necesitaba de una enfermera y se notaba demasiado.

Lo miré extrañada, pero decidí no comentar nada al respecto.

— ¿Seguro? — asintió — De acuerdo, entonces volvamos a clase, la profesora me mandó a buscarte — le indiqué.

— Eso menos — mencionó con voz inquieta.

Lo miré confundida.

— E-es decir, se nota que me han golpeado y no quiero llamar la atención... lo mejor es que me quede acá hasta que el horario de clases termine.

Iba a refutar hasta que sentí unos fuertes pasos acercándose hacia nosotros junto a unas voces masculinas.

— No de nuevo... — lo escuché susurrar, Jungwon tenía una mirada asustada y podía jurar que vi sus ojos aguados.

Todo hizo clic en mi mente.

Okey, era momento de demostrar las habilidades que se aprenden cuando te has topado con matones toda tu vida.

Sabía que si hacía esto lo más probable sería que me expulsaran, y no había durado ni tres días, pero sabía lo que era estar en el lugar de Jungwon, y hubiera deseado que alguien hubiera estado ahí para mí en ese momento, defendiéndome, así que no lo dejaría solo. No cuando se veía el miedo que les tenía.

— Detrás de mí — le indiqué.

Jungwon me observó confundido, podía observar su expresión de angustia y terror, claramente esos tipos le habían hecho mucho daño.

— Hyori...

— Ya me escuchaste.

Jungwon se quedó quieto, sin moverse ni un centímetro, así que rodé los ojos y me acerqué para tomar su mano y jalarlo detrás mío.

Sentí como se tensó, pero se quedó ahí, podía sentir su aliento contra mi cuello, y supe que se había acercado más en cuanto vio a los tipos frente a nosotros, tratando de esconderse de alguna manera en mi espalda.

Eran tres idiotas, al parecer eran mayores que nosotros, se notaban fuertes, pero nada que yo temiera. Tenían el pelo negro, pude distinguir un par de tatuajes en uno, el otro tenía un piercing en el labio, y el del medio portaba consigo un bate de béisbol.

Podía contra ellos. No tenía tanta fuerza, pero si la suficiente para brindarles unos buenos golpes a esos matones.

El del medio se acercó más, silbando.

𝐇𝐈𝐆𝐇 𝐒𝐂𝐇𝐎𝐎𝐋 𝐒𝐖𝐄𝐄𝐓𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓𝐒 | Yang JungwonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora