Capítulo 5.5: Alucinación

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Finn se veía al espejo del baño con el sonido de las palabras de su hermano rondando de su cabeza como si fuese un tiburón que buscaba una presa fácil para devorar tras días de ayuno. Odiaba sentirse así, odiaba cuando el mundo le recodaba la escoria de persona que era, las cosas malas que había hecho...lo traicionero que había sido con su consanguíneo.

No sabía si podría aguantar la sofocante culpa por toda la fiesta, estaba comenzando a sudar frio y veía las ojeras de sus ojos agigantarse como si hubiese tenido un retoque de maquillaje siendo algún tipo de monstruo de una película de terror. Con la horripilante imagen de su ser, y en su búsqueda de aliviar el mal de su pecho, tomó la diminuta bolsa de plástico que había guardado en uno de sus calcetines, golpeándola un poco para que todo el contenido bajase en cuanto la tuvo en sus manos. Volteó a verse nuevamente, cómo le hubiera gustado lanzar algún objeto al estúpido espejo para evitar tenerse en frente suyo, desde que tenía memoria odiaba los espejos.

Sin pensarlo mucho, vació la cocaína que contenía la bolsa en el lavabo, dándole poca importancia a la posibilidad de que alguien entrase al momento en que él estaba acomodando la droga con ayuda de su tarjeta para inhalar una buena cantidad. Al inclinarse para realizar la acción, escuchó la puerta azotándose, encontrándose con unos ojos iguales a los suyos: era Tobey, con una faz poco amigable.

—¿Ya no está aquí? —Cuestionó al mismo tiempo que pasaba por los cubículos y los abría violentamente uno por uno.

Finn arrugó la nariz, ignorando por completo el interrogatorio del mayor, regresando a su tarea solo para quedar a medias al ser jalado intempestivamente por el cuello de su camisa.

—¡TE ESTOY PREGUNTANDO ALGO MALDITO DROGADICTO! —Vociferó el de mejillas pigmentadas, levantando de su ropa al menor para después azotarlo contra uno de los espacios, haciendo que cayera en una taza—¿¡NO ME ESCUCHASTE?!,¡¿TU CEREBRO YA QUEDÓ JODIDO CON TANTA MIERDA QUE TE METES O QUÉ DEMONIOS?!,¡CONTESTÁME!—

El segundo hijo estaba completamente seguro de que su voz estaría opacada por el fuerte volumen de las canciones que el DJ del lugar había elegido, estando confiado en que tendría completa libertad para hacer lo que quisiese dentro de esa habitación.

—Ya... ya se fue...—Complementó el más delgado, levantándose con las piernas temblorosas por el impacto —Hombre...que no tienes que ser tan violento, ¿sabes? —Continuó a modo de broma mal contada.

—Es la única forma en que entiendes—Le gruñó el castaño, siguiendo con sus orbes de cianita cada paso de su familiar.

—Suenas igual a papá—Se burló el rubio, sobándose uno de sus brazos que terminó golpeando el dispensador de papel, el día de mañana tendría un moretón ahí.

Tobey bufó y se giró al espejo, peinando uno de los casi imperceptibles mechones que se desacomodaron por el agarre—¿Y?,¿te dijo algo en especial? —Cuestionó reforzando que su rostro se viese igual de perfecto que siempre.

El más joven tuvo que apoyarse de la pared para caminar hacia donde su vicio se encontraba, caminado torpemente por el sanitario.

—Nah, ni siquiera tuve tiempo de molestarlo, uno de sus noviecitos vino por él —Se burló con debilidad mientras se sostenía en el lavabo.

Mierda, había pagado tanto por esa cantidad de coca y ahora estaba toda dispersa, sería difícil juntarla en especial al sentir como su visión comenzaba a fallarle.

—¿Bourne? —Interrogó el más alto, observando con el rabillo del ojo las acciones de su familiar.

Finn, al contrario que su acompañante, se encontraba intentando limpiar el desastre en que se había convertido el polvo, haciendo un esfuerzo por identificar los objetos al observar cómo se formaba un tipo de filtro de neblina frente a su visión.

—¿Me recuerdas como luce él? —Juntó el entrecejo con sus ojos de mar todavía pegados al lugar donde estaba desparramada la cocaína, tallándose sin cuidado alguno.

—Carajo, si sigues tomando más de esas mierdas vas a terminar peor que un abuelo con alzhéimer—Le reprochó el mayor cruzando los brazos y recargando su cadera en el borde del tocador—¿De verdad no te acuerdas? —Cuestionó a tono prepotente.

—No suelo prestarle atención a Freddy, muchos menos a sus novios—Roló los ojos el de cabello de trigo, enojado por el tiempo que le estaba tomando recuperar la mayor cantidad de sustancia posible.

—Qué mentiroso eres, esa no te la crees ni tú— Se rio el de majillas pintadas, dándole un ligero empujón a la nuca del menor, casi provocando que éste se golpeara contra la hilera que por fin había logrado recuperar —Bourne es el bajito con ojos de conejo rabioso y cabello lila—

—Ah...no, no era él—Contestó el estudiante, tomando posición para por fin terminar de consumir su vicio —Creo que es el nuevo baterista—Agregó finalmente para inhalar con prisa y evitar que su hermano volviese a entrometerse en su camino

—¿El chico del golf?,¿Él y freddy?, estas de coña—Volvió a indagar el más corpulento, poco seguro de la veracidad tras la oración de su familiar.

Finn dio un suspiro pesado, si Tobey seguía molestándole se aventaría contra el espejo para dejar de escuchar la molesta voz del castaño.

—Bueno no es como que se hayan besado en frente de mí, pero estoy seguro de que se traen algo—Roló los ojos el rubio.

—Lo bueno es que no le prestas atención a Freddy—Sonrió el de traje, cambiando su posición con el fin de empezar su recorrido hacia la salida de los sanitarios, parando de forma seca a los pocos pasos de tomar el picaporte—A ti...no se te ha salido decir nada ¿cierto? —Se giró cual fantasmagórico ente de una cinta japonesa.

Al menor se le cayó el estómago ante la pregunta, mas, sabía bien como fingir su verdadero sentir, lo llevaba haciendo por más de una década, volver a ocupar una fachada desinteresada sería pan comido.

—Llevo con la boca cerrada por más de 15 años, ¿tú crees que lo confesaré de la nada? —Interrogó dedicándole una mirada desagradable al más alto, cansado de siempre tener al segundo hijo sobre de él, diciéndole qué hacer, qué decir, qué estudiar...

—No sé, no se puede confiar en ti—Se rio el de cabello de chocolate, ejerciendo fuerza para abrir un poco la puerta.

—Cierra la puta boca—Le gruñó el más joven, volteando una vez más al espejo al sentir sus brazos temblar.

—Bueno, yo sólo venía a asegurarme que todo estuviera bien con mi querido hermanito, pero solamente me encontré contigo—Subió los hombros el de traje, inyectando veneno en sus palabras relajadas—Nos vemos Finny—Se despidió con una sonrisa al cerrar la puerta, dejando a la mente de su familiar en un calamitoso estado, tal como siempre se aseguraba de dejarle.

Finn no comprendía como era que entre hermanos se podían llegar a odiar tanto.

Finca capítulo 5.5



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