Joder Paris...

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A la mañana siguiente me levanté con Aquiles al lado acariciándome la cara.

No se qué pasó ayer, creo que bebí mucho y amanecí con él, le miré y le sonreí.

-.¿Hoy os vais?

-Si, seguramente, y creo que me tengo que ir preparando.

Me levanté, me vestí y me arregle el pelo mientras me lavaba.

Me salí de la habitación y fui a desayunar, al terminar fuí a hablar con Aquiles.

-Me tengo que ir.- dije acariciándole el pelo a lo que el respondió acariciándome la cara.

-Cuidate mucho Nora, te echaré de menos- me besó lentamente y apasionadamente- te quiero.

-Narra Aquiles-

Nunca sentí ese sentimiento de querer a alguien de verdad, nunca había dicho la frase te quiero sientiendolo de verdad, esa chica tenía algo que me volvía loco, su manera de hacer las cosas, lo que me hacía sentir nunca me lo hizo sentir ninguna otra, y el sentimiento de saber que puede que no la vuelva a ver me ponía mal, yo solo quería tenerla a mi lado para siempre.

La vi alejarse y subirse en su barco y una lágrima cayó por mi mejilla, me la limpié rápidamente y me quedé pensando.

-Narra Nora-

Me subí al barco y mi corazón se partía al saber que no podría volver a ver a mi Aquiles, el barco emprendió rumbo a Troya y yo solo me paseaba por el barco hasta que vi algo que me paralizó.

-¡Paris que has echo!

Paris había traído a Helena.

-Nora calmate, no se van a dar cuenta.

-Tu te das cuenta de lo que has echo! Todos estos años que el rey ha gastado en paz se los has jodido, sabes que si se enteran de esto comenzarán una guerra verdad? Estás enfermo Paris te lo juro.

Subí a hablar con Héctor.

-Se ha traído a Helena.

-Ya lo sé, he hablado con el pero no se da cuenta de que lo que hace le costará mucho.

-No me lo puedo creer, ese hombre está puto loco.

Llegamos a Troya y fui con Héctor, Paris y Helena con nuestros caballos mientras los troyanos nos recibían con pétalos de flores, llegamos al palacio y ahí estaba la mujer de Héctor con su hijo y Briseida, mi mejor amiga desde hace mucho tiempo.

Saludamos a todos y yo fui a contarle todo lo que me sucedió ese tiempo a Briseida la cual me escuchaba muy atenta y asentía cuando le hablaba.

Paso la tarde y me fui a dormir, al día siguiente sonó una alarma de guerra, cientos de barcos Espartanos venían en son de guerra, me prepare rápidamente, me puse mi armadura, y cogí mi caballo y me preparé junto con las tropas troyanas, nos pusimos en posiciones y vimos a lo lejos a cientos de soldados viniendo, Agamenon y Menealo venían alante, y no vi a Aquiles por ningún lado lo cual me extrañó mucho.

Me adelante a hablar con Agamenon.

-A que se debe vuestra visita?

-Llama a tu hermano.

Llame a París y hablo con Menealo el cual le dijo que quería pelear por la mano de Helena. Paris aceptó cosa que me inquieto mucho, pese que al principio iba peleando bien, en un momento Menelao le tiro la espada y empezó a poco a poco torturarlo, dejándole sin escudo ni espada y encima le dejó con la mandíbula sangrando, Paris fue directo a esconderse entre las piernas de Héctor sangrando y cuando Menelao iba a matarlo me apresure con la técnica que me enseñó Aquiles y le clave la espada en el cuello dejándolo muerto al instante, Menelao cayó al suelo y Agamenon dio señal para empezar la guerra, Héctor y Paris entraron al templo y yo me quedé luchando contra los espartanos, me hirieron un par de veces pero seguía en pié, en un momento me aparté del resto, necesitaba descansar y a lo lejos en una colina vi a Aquiles, el cual miraba la guerra que ocurría, en un momento ya casi no quedaban soldados espartanos, casi todos eran troyanos y se fueron a por los arqueros, en ese momento aquiles se metió en el templo y yo le seguí, cuando entré me quite el casco y cuando me vio se quedó de piedra, estaba sangrando y estaba sucia.

-¿Porque no luchas? No quieres que tu nombre perdure por los años?

-Si, pero no así

-Aquiles, estoy sufriendo sola, tienes que luchar.

Aquiles se acercó a mí y me besó y el sabor salado de mis lagrimas se mezcló en nuestro beso, sus manos me acariciaban la cara suavemente.

Salí del tiemplo y Aquiles se fue con los espartanos los cuales estaban de retirada.

Se fueron, a la tarde, después de recoger a los muertos, quemaron a Menelao y más noche me di cuenta de que Briseida no estaba, entre en pánico y la busqué por todas partes.

Me preocupé por ella sin saber lo que realmente esa traidora estaba haciendo...

-narra Aquiles-

Estaba en mi tienda de campaña hasta que escuché como estaban torturando a una troyana, vi que era Briseida, la mejor amiga de Nora, la iban a quemar.

Fuí a salvarla, quemé al espartano que la estaba tocando y luego la cogí y me la llevé a mi tienda de campaña.

La dejé en una alfombra y traje un paño con agua limpia para limpiarle las heridas y cuando se las intenté limpiar, me tiró el paño al suelo, al final se lo deje para que se limpiara ella misma, luego la ofrecí un poco de fruta.

-He conocido a muchos hombres como tú.

-No creo- dije comiendo.

-Si, tu te crees diferente pero lo único que te importa es matar a los troyanos,  nunca podría confiar en alguien así.

-Tu has dedicado tu vida a los dioses, no es así?

-Si, así es.

-A Zeus, Neptuno...

-Si, a los dioses.

-Te contaré un secreto, los dioses nos envidian, porque somos mortales, cada momento nuestro puede ser el último, tu nunca serás más bella de lo que eres ahora.

-Creia que eras un tonto, pero a un tonto le podría perdonar.

Paso la noche y yo ya estaba dormido pero a media noche sentí algo y cuando abrí los ojos estaba ahí Briseida, con un cuchillo en mi garganta.

-Vamos hazlo.

-¿Que?

-Matame, vamos, hazlo, es muy sencillo

Se quedó quieta y con un solo movimiento quedé yo encima suya, la empecé a acariciar y poco a poco empecé a besarla y terminamos teniendo relaciones.

Mi corazón derretido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora