cap 9

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***

-¡Cariño! —dijo alegre mi madre cuando entré a la cocina.

Solté todo el aire de mis pulmones cuando la vi bien. Estuve preocupado todo el día.

—Hola mamá. —me acerqué y besé su mejilla. -¿qué es lo que huele tan bien?

-Estoy preparando pollo al ajillo con papas. Siéntate, siéntate. —dijo y me retiró la silla para que me sentara.

Entrecerré mis ojos. -¿Ocurre algo? —pregunté.

Me gustaba ver a mi madre de buen humor, hacía mucho que no la veía así. Pero me parecía extraño y tuve que preguntar.

-Así es. —dijo abriendo el horno.

Esperé para que me explicara. Sirvió el pollo en dos platos mientras tarareaba alguna canción y se sentó frente a mi en la mesa.

-Bueno, deberías felicitarme... —dijo con una sonrisa.

Hasta se había maquillado un poco los ojos hoy.

—¿Y eso por qué? -dije y olí el vapor que subía de mi plato. Olía genial. hacía mucho que mi madre no preparaba nada tan rico.

-He conseguido un trabajo. —la miré sorprendido.

-¿Qué? mamá... ¡eso es genial!-  me levanté de la silla, corrí a su lado para abrazarla y besar su mejilla. -Felicidades, me alegro muchisimo.

Volví a sentarme.

-Monica, la psicóloga del grupo de clase, me ha recomendado a una empresa y esta mañana fuí a la entrevista. No es un trabajo difícil, solo serviré cafés, limpiaré las oficinas, las mesas y demás. —explicó.

-Genial, me alegro mucho mamá. —le dije feliz.

Que mi madre trabajara significaba que tendría un entretenimiento para no estar todo el día en la casa pensando, llorando y bebiendo.

*** (Horas después)

Después de repasar de nuevo los apuntes, me fuí al hospital con la energía suficiente para lidiar con el estado de ánimo de Alex. Por fin me sentía bien, me sentía bastante tranquilo.

Intercambié algunas palabras con estela antes de entrar a la habitación.
Me fijé que tenía una marca morada en su clavícula. No hice preguntas, ya me imaginaba qué fué lo que pasó y la rabia me carcomía por dentro.

-Hola alexito. -dije dirigiéndome a la silla.

-¿Alexito?-preguntó girando su cabeza hacia mi.

—Sí, me pareció más lindo. Si no te gusta mejor te llamo...

—No, es genial. —interrumpió. —tambien puedes llamarme Carlitos, así me dicen mis amigos.

Lo miré a los ojos y lo vi... ¿tranquilo?

-Esta bien. -miré sus muñecas. — ¿Tuvieron que volver a coserte?

-No todos los puntos, pero sí algunos. — contestó. -¿Cómo estás?

Me sorprendió la pregunta. Nunca me preguntaba cómo estaba, y tampoco nunca estaba tan tranquilo.

-Eh... bien, genial, bien. —apoyé mis codos en mis rodillas. -Mi madre... -suspiré aliviado. -Ha encontrado trabajo.

Sus ojos se abrieron con sorpresa. -Eso es genial. —dijo.

-Así es, el trabajo le quitará mucho tiempo para pensar en beber, y para pensar en mi padre. —contesté. —Me quita un gran peso de encima.

You saved me (Carlukas) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora