Cap 8

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Los hombres se miraron y asintieron.

-Acompáñanos. -dijeron.

Lo llevaron a la sala donde estaba mi madre y otra mujer más, esta tenía una profunda herida en su antebrazo.
Mi madre movió sus ojos vagamente hacia mi, parecía no darse cuenta de que una aguja estaba saliendo y entrando de su ceja. Seguramente todo el alcohol que ingerió le estaba haciendo de anestesia.

Sentaron a Alex q estaba más tranquilo en una silla y me acerqué a el mientras los doctores reunian el material sanitario.

-Dime, ¿qué ha pasado? -le pregunté. Pero su cabeza seguía agachada.

Me incline frente a el y posé mis manos en sus rodillas. -¿Qué ha pasado? —repetí.

-Soñé con mis hermanos -dijo con la voz rota y sin levantar la cabeza.-Me dijo que fuera con él.

Suspiré con tristeza. -¿Y tus muñecas? -pregunté.

-Quise soltarme, pero no podía y acabé abriendo mis heridas. -explicó.

—Alex... estabas avanzando muy bien. -acaricié una de sus rodillas. -No sabía que podías tener estos ataques de ira...

-No son ataques de ira. —dijo, pude notar que lo dijo con la mandíbula apretada.

-Lo són, y de ahora en adelante trabajaremos un poco más en ellos. ¿Si?

A pesar de mi tono calmado y cariñoso, pareció no importarle. Pues levantó su cabeza de repente y me miró fijamente.
Me asusté, sus ojos estaban inyectados en ira.

-¿Que trabajaremos un poco más en ellos? ¡Vete a la mierda lukas! ¡Te dije que no hay nada que hacer! —gritó.

-No voy a rendirme. -contesté firme.

-Púdrete. - dicho esto, escupió en el suelo con tanta rabia y tanto odio que humedeció mis ojos.

Me levanté y di un paso atrás mientras nos mirábamos fijamente. El con rabia y con la respiración acelerada y yo con una tristeza que me estaba costando controlar.

-Cariño... —dijo mi madre detrás de mi. — Dile a la enfermera que... que tengo... tengo que...

Me giré hacia ella y no me dió tiempo a nada, pues ya estaba vomitando en el suelo todo el alcohol que había ingerido.

-Maldita sea. —dije y corrí hacia ella. Le acerqué un cubo de basura para que acabara de vomitar allí y no en el suelo. Sujeté su pelo y acaricié su espalda. -Mañana hablaremos de esto, me has vuelto a fallar mamá.

Escupió en el cubo y levantó la mirada hacia mi. -Lo siento... lo siento mucho... —dijo a punto de llorar.

—¿Ya terminaste? ¿Se te pasó todo? Bien, pues te espero en el coche. -dije y salí a paso rápido de aquella sala.

Antes de salir le di una mirada rápida a Alex. Me miraba con tristeza y arrepentimiento mientras una enfermera retiraba sus vendas ensangrentadas. Estaba llorando en silencio, vi sus lágrimas.

¿Ahora se arrepiente por tratarme así? Pues tendrá que reflexionarlo durante lo que queda del día.

Cuando estuve en el coche, suspiré y dejé caer mi cabeza sobre el volante, rendida.

-Mierda, ¡Mierda!-grité y golpeé el volante. — Porqué te fuiste... porqué... -Apoyé mi cabeza hacia atrás en el asiento y tapé mi rostro.

Comencé a llorar porque recordé cómo era mi madre antes de que papá se fuera. Era una persona alegre y feliz, con unas energías que se contagiaban. Su risa se escuchaba por la casa en cualquier momento del día.

You saved me (Carlukas) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora