cap 10

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Dos semanas pasaron, y podría decir que mi vida era medianamente estable. No tuve ningún incidente más con mi madre, al menos no por ahora.
Cada día que llegaba de la universidad, encontraba la casa limpia y arreglada. Me dejaba un plato de comida sobre la mesa y no la veía hasta las nueve de la noche.

Estaba esforzándose en ser una madre responsable, y por ahora, iba en buen camino.

Antes, llegaba de la universidad y me encontraba la casa desordenada, con colillas de cigarro y botellas de alcohol por el suelo. A veces, si la cosa iba muy mal, me encontraba a mi madre sentada por algún lugar de la casa, borracha hasta las cejas.

Tenía que cuidar de ella, y entre eso y los estudios no me daba la vida. Aún así siempre me fué bien en mis examenes

Cuando terminé de comer y me di una ducha, reciví una llamada de Tony.
Cada vez que me llamaban el o Alisson era porque algo había sucedido, y mi corazón se aceleraba.

En estas dos semanas, mi amistad con Carlitos fué creciendo, ya no hablábamos todo el día sobre el, sinó que también le contaba sobre mi vida.
Le gustaba escucharme, siempre mirándome fijamente con esos ojos que cada vez tenian un brillo especial.

Me importaba, y muchas noches no podía dormir porque recordaba cuando me la encontré desangrándose en ese baño. Me partía el alma recordar esa escena, pero a la vez me alegraba porque el Alex que encontré en ese cubículo, no se parecía al Alex de ahora, almenos no del todo. Quería creer que algo había cambiado.

-¿Tony?-contesté la llamada.

-Hola lukas, ¿estás ocupado?

-No, terminé de hacerlo todo. ¿Pasó algo?

-Bueno... -dijo y comencé a buscar mis llaves.- Le han dado el alta a Carlitos, y no es que esté muy feliz...

-¿Dónde estan?

-En su casa. ¿Te mando la ubicación?

—Sí, voy para allá. —y colgué.

Cuando subí al coche y arranqué, coloqué la ubicación que Tony me mandó.

Cuando me acerqué a esa urbanización de casas a los diéz minutos después, me acordé de que la familia de Alex era rica. Lo recordé en cuanto estacioné frente a su casa.

Un gran muro de piedras grises y oscuras se alzaba en frente de mi. Llamé al timbre y esperé hasta que Tony salió a abrirme.

-Gracias por venir lukas. —me dió un abrazo rápido. —Adelante, pasa.

Caminamos por un pasillo de hormigón, y mientras nos acercábamos a la puerta mis ojos no tuvieron tiempo de inspeccionarlo todo de lo grande que era ese jardín.
La entrada era un gran césped perfectamente recortado, a la izquierda había una piscina sorprendentemente grande, rodeada de hamacas y sofás.
A mi derecha había un porcho con unas luces tan ténues y unos sillones tan cómodos, que me dieron ganas de ponerme a estudiar allí.

Frente al porcho, estaba aparcado un mercedes negro de última generación y a su lado, un coche negro mate muy bonito.

-Wow. -susurré. Cuando entramos a la gran casa de suelo de madera blanca y paredes grises, vi a un Alex muy desanimado sentado en aquel gran sofá.

Sus manos descansaban sobre su regazo, al no tener las vendas pude ver las dos grandes cicatrices en sus muñecas.
Su cabeza estaba agachada y su cuerpo temblaba, Debía estar llorando.

Cuando me senté a su lado y levantó la cabeza, me miró con esos ojos que lloraban sin parar. Su labio inferior temblaba y su cuerpo también.

Me partió el alma verlo así, y me di cuenta de que por más lujos que tengas, por más lujos con los que vivas, la felicidad no la compra el dinero.

You saved me (Carlukas) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora