♡ : CAPÍTULO XI

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La rivalidad entre Seungmin y Jeongin comenzó desde el jardín de niños.

Cuando se conocieron los pequeños se hicieron amigos rápidamente, pero con el tiempo Seungmin se dio cuenta de que todos preferían a Jeongin más que a él, al principio al castañito no le importó, pero a medida que crecían comenzó a sentir cierta envidia de aquel chico rubio.

Jeongin siempre destacaba, era lindo, inteligente y divertido, opacándolo así.

Desde niños Jeongin le robó el reflector, y eso era algo que Seungmin nunca olvidó.

Ahora con veinte años Seungmin sigue teniendo envidia del extravagante rubio, aunque no lo demuestre, siempre se sentirá inferior a Jeongin, aunque este piense lo contrario.

Seungmin encontraba divertido molestar a Jeongin, era muy fácil hacerlo enojar, pero nunca pensó que su mejor amigo se enamorara de él. Seungmin admitía que le sorprendió escuchar una confesión de su parte conociendo su gran amistad con Jeongin, pero le pareció dulce que estuviera dispuesto a arriesgar su amistad por él.

Nadie había hecho algo así por él.

Hyunjin era dulce y atento, se notaba el gran interés que tenía por él, pero Seungmin no era tonto y aprovechó los sentimientos del pelinegro para así seguir molestando a su enemigo.

Pero con el tiempo desarrolló sentimientos por Hyunjin, no quería aceptarlo, no lo haría. En sus planes nunca estuvo enamorarse de Hyunjin, ¿Cómo pudo haber sido tan débil?

—Jeongin, te ves terrible ¿Mala noche? —Molestó Seungmin con una sonrisa torcida al ver el rostro adormilado del rubio y su ropa mal arreglada y ni hablar de su cabello.

El rubio lo ignoró o eso quiso creer Seungmin ya que parecía completamente ido. Se encogió de hombros y fue a su clase, aún tenía mucho tiempo para molestar a Jeongin.

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Uno no era suficiente.

Dos no era suficiente.

Tres tampoco era suficiente.

Siguió bebiendo y bebiendo, intentando alejar todos esos pensamientos que lo único que hacían eran torturarlo más.

Jeongin no había hablado con Hyunjin en días con la excusa que necesitaba algo de espacio y tiempo, sobre todo tiempo, Hyunjin no lo entendía, ¿Por qué de repente Jeongin se alejaba cuando todos sus problemas se habían solucionado?

Pero Jeongin al final lo convenció, metiendo a Seungmin en todo, aunque en parte era verdad. Aun no soportaba a Seungmin sin importar que le había prometido dejar su enemistad de lado, no pudo.

Ambos eran demasiado tercos.

El rubio continuó con sus andadas, esta vez no tendría límites y todo lo haría para sacarse de la cabeza la idea de que estaba enamorado de Hyunjin.

Cómo si eso fuera posible.

Era lo que se decía Jeongin al besar a todos esos chicos que se le ofrecían en el bar, nadie podía resistirse a tal hermoso chico.

Jeongin seducía a todo aquel que se le cruzaba en su camino, solo quería divertirse, sacarse ese dolor de su corazón, olvidarse de Hyunjin, olvidar de todo lo que vivió con él.

Olvidar sus besos, sus caricias, sus palabras.

Solo quería olvidarse de absolutamente todo. Quería incluso olvidar su propio nombre.

—Hazme olvidar. —Susurró contra los labios del chico peligris con el que bailaba.

A Jeongin le pareció atractivo aquel chico, lo suficiente como para pasar una noche llena de pasión y olvidar todas sus penas.

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