Niragi\Chishiya

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Estaban tumbados en su casa, Chishiya encima de Niragi mientras el más alto acariciaba el pelo y facciones del otro.

Hacía un año que habían adoptado a Hiro, un niño abandonado por su madre, Ann lo había encontrado y pensó que sus amigos eran la opción perfecta para cuidarlos. Al principio Niragi se negó, no creía ser un buen padre. Pero Chishiya le animó y convenció para acogerlo y darle todo el cariño que le pudieran dar. Hiro se había convertido en una pieza de su vida esencial, no creían poder vivir sin aquél crío pelinegro de un metro veinte con tan sólo cinco añitos.

Hiro, como cualquier viernes había ido a la escuela, pero ellos no se esperaban la llamada del director exaltado por el ataque de su querido hijo a otro niño.

Chishiya respondió la llamada con pereza y preguntó.

-¿Sí?

-¿Shuntaro Chishiya? 

-Sí, soy yo, ¿Sucedió algo?

-Sí, su hijo se ha peleado con otro niño del curso, ¿podrían venir al colegio? Los otros padres han exigido eso.

-Entiendo, ahora mismo vamos. 

Colgó el teléfono y miró a su novio, el cual estaba disociando mirando al techo. Lo removió un poco y lo llamó. 

-¿Hum? ¿qué pasa?- le preguntó Niragi viendo su rostro algo apenado.

-Me han llamado del colegio, Hiro se ha peleado y los padres exigen vernos.

El otro solo pudo suspirar y esperar a que el teñido se quitara de encima para levantarse y calzarse con esfuerzo.

Bajaron al garaje y encendieron el auto, dirigiéndose al colegio de su hijo.

-No me puedo creer que lo haya criado con todos los lujos posibles para que ahora se pelee en el colegio como un simio más...- murmuró Chishiya algo alterado, si algo odiaba de la sociedad, era las ganas ininteligibles de querer pelearse.

-Es normal, son niños. Cálmate, Shuntaro, seguro que Hiro tiene un buen motivo para haberse peleado- intentó sopesar el más alto, quien era menos duro con el tema de las peleas y discusiones. A él le parecía una idiotez, pero entendible.

-¿Un buen motivo, suguru? Lo único que le pido al mocoso es que no haga tonterías de ese estilo y lo primero que hace para empezar el fin de semana es eso, hacer una tontería- comentó el otro empezando a acelerar el auto, sus intentos de calmarse no estaban haciendo efecto.

El pelinegro puso una mano en su espalda y le dio suaves besos en los hombros.

-Sabes que los niños son así, impulsivos, sensibles, guerreros. Hiro solo reaccionó mal. ¿En serio nunca reaccionaste con ira alguna vez?

El más bajo suspiró, intentando calmarse otra vez, ahora con mejor efecto al tener el contacto cariñoso de su novio en su cuerpo, destensándose lentamente.

-Sí, supongo que tienes razón- dijo, aparcando y desabrochándose el cinturón y saliendo del coche, acompañado del pelinegro, quien detrás suya seguía propinándole caricias y besos suaves, los cuales eran como lirios y aroma a suave vainilla que lo calmaba cada vez más, consiguiendo devolver al rubio a su estado tranquilo de siempre.

Entraron al edificio y llegaron al pasillo de dirección, en el cual había varias sillas y en unas los padres del niño con el que se peleó su hijo. Se apoyaron en la pared y esperaron a la llamada del director para entrar, ambos con escasos centímetros de separación el uno del otro.

Niragi seguía acariciando la espalda de Chishiya, los besos habían parado cuando entraron, ya que no querían que los niños tuvieran mala imagen de ellos, y por tanto de su hijo.

One-shots Alice in Borderland.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora